Dicen que parir es igualito que cagar un ladrillo. Así que no dejo de darle vueltas a una cosa: yo, que para jiñar nunca he tenido que hacer mayor esfuerzo, ¿seré capaz de apretar como para expulsar a Fetaco de mi ser? Nunca me he visto haciendo tanta fuerza. Si la caca no salía porque sí, rápidamente deducía que no me estaba cagando, y desistía. Ya cagaría cuando me estuviera cagando. Y claro: esto hace que el parto suponga para mí enfrentar una situación nueva, sin los ensayos con los que cuentan en su haber todas aquellas que siempre han cagado gracias a su esfuerzo.
Abrumada como estaba ante la idea de volver a pasar horas escuchando los gritos de otras parturientas, decidí ayer comprar un reproductor de Mp3 para ponerme los cascos cuando me vuelvan a poner las correas junto al Paritorio.
La idea le ha resultado tan maravillosa a un amigo mío, que se ha dispuesto emocionado a preparar la selección "The Parto Party Collection (vol. 1)", compilación con la que pelaré los dolores mucho mejor.
Ay, si es que ya nada puede salir mal...
La idea le ha resultado tan maravillosa a un amigo mío, que se ha dispuesto emocionado a preparar la selección "The Parto Party Collection (vol. 1)", compilación con la que pelaré los dolores mucho mejor.
Ay, si es que ya nada puede salir mal...
Qué haría yo en los momentos bajos sin vuestra lucidez.
-Gracias, María, por esta brillante reflexión:
“Animo amiga no olvides antes de ir a parir comerte algo contundente, cosa que le puedas soltar al médico un buen plastón en las manos… Poder cagar justificadamente en manos de otro es una oportunidad única en la vida”.
-Y gracias, Eli, por devolverme a la realidad en los momentos de obcecación:
“Sí tía, oirías muchos gritos espeluznantes que salían del paritorio, pero nunca olvides que las tías también gritamos cuando vemos una araña”.
Gracias por vuestro apoyo, nunca lo olvidaré.
-Gracias, María, por esta brillante reflexión:
“Animo amiga no olvides antes de ir a parir comerte algo contundente, cosa que le puedas soltar al médico un buen plastón en las manos… Poder cagar justificadamente en manos de otro es una oportunidad única en la vida”.
-Y gracias, Eli, por devolverme a la realidad en los momentos de obcecación:
“Sí tía, oirías muchos gritos espeluznantes que salían del paritorio, pero nunca olvides que las tías también gritamos cuando vemos una araña”.
Gracias por vuestro apoyo, nunca lo olvidaré.
Haré un resumen en la medida de lo posible:
-Ayer estuve hasta las 3 y pico en el hospital, por falsa alarma (esas cosas que pasan). Sospechaba rotura de aguas, si bien lo que expulsé fue o el tapón o cualquier otra cosa, pues la bolsa no era.
-Más desagradable no pudo ser la experiencia. Estuve HORAS sola en una habitación con los monitores. En una habitación que estaba junto a otra que ponía "PARITORIO". Paritorio desde el que escuché gritos tan espeluznantes como jamás pude imaginar. Allí no le ponen epidural ni al tato. Me tragué 3 partos en el rato que estuve allí.
-Creo que a las que van con "falsa alarma" les hacen eso: ponerlas a escuchar tras la puerta del paritorio durante horas, para quitarles las ganas de volver a ir para hacer el pollas.
-Eso sí: según mi exploración, ya tenía un centímetro y pico de dilatación. Como ya dije, llevo semana y pico con dolores. Pues resulta que estoy dilatando en mi casa poco a poco según hago mi vida cotidiana. Lo mismo llevo una semana de parto y aquí estamos. De hecho, creo que el jueves pasado (la noche de las contracciones cada 10 minutos) en realidad
estaba de parto, pero como sudé del tema y me acosté a dormir, pues nada. Ayer estuve en el corte inglés y me dieron otra pechá de dolores, seguro que estuve allí dilatando como si tal cosa, pero total.
-En cualquier caso, mejor dilatar e incluso parir en casa de uno que en el hospital. Vaya noche de mierda. La cama es una mierda (ni yo me podía dormir), no hay ni tele en la sala de dilatación, estás sola horas y horas, en fin, es muy, muy desagradable.
-Y hoy tenía la Consulta del Bienestar Fetal. Sí, al feto bienestar no le falta. Hija de puta la feti, con sus 3 kilos y medio bien pesaditos. No sé por dónde pretende salir.
-La noticia es que todo bien menos la tensión. La tensión la tengo alta, lo cual según me han dicho puede deberse a "la hipertensión de la última semana" (de la cual jamás había oído hablar). Tengo que controlarme la tensión todos los días, y si en un par de días sigue igual, ir a Urgencias
del Maternal a que me induzcan el parto. Eso estaría bien, pues al menos me permitiría verlas venir e incluso hacerme más o menos una idea de algo.
Total: ha sido horrible. Estoy muy cansada, he dormido muy poco, y todo lo del hospital, las exploraciones, esto, lo otro, ha sido muy desagradable. Creo que he hecho bien en no querer pensar siquiera en el parto hasta última hora. Ahora lo veo como algo que debe ser sumamente atroz. Cómo gritaban las colegas. En fin.
-Ayer estuve hasta las 3 y pico en el hospital, por falsa alarma (esas cosas que pasan). Sospechaba rotura de aguas, si bien lo que expulsé fue o el tapón o cualquier otra cosa, pues la bolsa no era.
-Más desagradable no pudo ser la experiencia. Estuve HORAS sola en una habitación con los monitores. En una habitación que estaba junto a otra que ponía "PARITORIO". Paritorio desde el que escuché gritos tan espeluznantes como jamás pude imaginar. Allí no le ponen epidural ni al tato. Me tragué 3 partos en el rato que estuve allí.
-Creo que a las que van con "falsa alarma" les hacen eso: ponerlas a escuchar tras la puerta del paritorio durante horas, para quitarles las ganas de volver a ir para hacer el pollas.
-Eso sí: según mi exploración, ya tenía un centímetro y pico de dilatación. Como ya dije, llevo semana y pico con dolores. Pues resulta que estoy dilatando en mi casa poco a poco según hago mi vida cotidiana. Lo mismo llevo una semana de parto y aquí estamos. De hecho, creo que el jueves pasado (la noche de las contracciones cada 10 minutos) en realidad
estaba de parto, pero como sudé del tema y me acosté a dormir, pues nada. Ayer estuve en el corte inglés y me dieron otra pechá de dolores, seguro que estuve allí dilatando como si tal cosa, pero total.
-En cualquier caso, mejor dilatar e incluso parir en casa de uno que en el hospital. Vaya noche de mierda. La cama es una mierda (ni yo me podía dormir), no hay ni tele en la sala de dilatación, estás sola horas y horas, en fin, es muy, muy desagradable.
-Y hoy tenía la Consulta del Bienestar Fetal. Sí, al feto bienestar no le falta. Hija de puta la feti, con sus 3 kilos y medio bien pesaditos. No sé por dónde pretende salir.
-La noticia es que todo bien menos la tensión. La tensión la tengo alta, lo cual según me han dicho puede deberse a "la hipertensión de la última semana" (de la cual jamás había oído hablar). Tengo que controlarme la tensión todos los días, y si en un par de días sigue igual, ir a Urgencias
del Maternal a que me induzcan el parto. Eso estaría bien, pues al menos me permitiría verlas venir e incluso hacerme más o menos una idea de algo.
Total: ha sido horrible. Estoy muy cansada, he dormido muy poco, y todo lo del hospital, las exploraciones, esto, lo otro, ha sido muy desagradable. Creo que he hecho bien en no querer pensar siquiera en el parto hasta última hora. Ahora lo veo como algo que debe ser sumamente atroz. Cómo gritaban las colegas. En fin.
Con esto del parto está todo el mundo en ascuas, y eso llega a poner más negro que esperar el propio parto:
-Mi hermana mayor, residente en Granada, ME LLAMA TODOS LOS DÍAS para ver si he parido. Y yo ya no lo puedo soportar más!!!! Es una de las personas a las que he ocultado que tengo teléfono fijo, para ver si la pasta que se le va en llamarme al móvil pudiera actuar como medida disuasoria. Pero nada.
-A mi padre le he dicho 250.000 veces que los sábados por la mañana asisto a clases de algo (para qué le voy a explicar ni de qué). Pues todos los sábados me empieza a llamar a las 10 de la mañana y como no se lo cojo, vuelve a llamar cada 10 minutos, seguramente convencido de que estoy pariendo y no le he avisado. Nadie imagina cómo se me hincha la vena cuando siento el vibrador CADA DIEZ MINUTOS!!!! Y claro: si en ese momento se lo cogiera, sería en un estado tal que me pondría a gritar "¡PERO ES QUE TODAVIA NO TE HAS ENTERADO DE QUE EL SABADO POR LA MAÑANA NO COJO EL TELÉFONO!!!" Y claro, no es plan, parece que queda feo.
-Mi amiga N*** me llama a diario para conocer el parte del día. Ella, que vive a 4 horas de aquí, tiene la pretensión de venir al hospital en cuanto haya echado a Feti de mi ser, y para ello pretende faltar al trabajo para hacer en el mismo día un viaje de 4 horas de ida y 4 horas de vuelta, con su bombo de 6 meses (también está embarazada); y para ello insiste cada día en que la llame a cualquier hora de madrugada para decirle que ya salgo para el hospital. Pero vamos a ver: ¿estamos todos locos? ¿Cómo le explico que NO ES BUENA IDEA QUE HAGA ESE VIAJE sin ofenderla y sin que parezca que pretendo hacerle un desprecio? ¿Cómo le explico que yo desde luego cuando ella para, 3 meses después, por supuesto que ni de coña estoy pensando en pegarme la paliza de viaje -y menos con un bebé de 3 meses- para hacer lo mismo por ella, luego no pienso corresponderle el gesto? ¿Cómo le explico que COMO SE LE OCURRA A ELLA LLAMARME DE AQUI A 3 MESES A LAS 4 DE LA MAÑANA PARA DECIRME QUE ESTÁ CON CONTRACCIONES, LA MANDO A LA MIERDA, ME DOY LA VUELTA EN LA CAMA Y SIGO DURMIENDO? Jajaja, la gente está grillada.
-Una cosa que me divierte mucho son los "frikis de los hospitales". La gente es harto masoquista. Mi tía, mi abuela, mi suegra, el otro, el de más allá, su primo, su puta madre y a ser posible las vecinas de todos los mencionados y de aquellos a los que he olvidado conscientemente o no, ESTÁN FRITOS POR TIRAR PARA EL HOSPITAL A SER POSIBLE CASI ANTES DE QUE YO INGRESE, (SERÁ PARA PILLAR UN BUEN SITIO EN LA SALA DE ESPERA), PASAR 12 O 14 HORAS CON CARA DE CIRCUNSTANCIA EN LOS PASILLOS Y POR SUPUESTO ASALTAR A TODO EL PERSONAL HOSPITALARIO QUE PASE POR ALLÍ PARA EXIGIRLE NOTICIAS SOBRE MI PROCESO DE DILATACIÓN. Llamadme loca, pero a mí todo esto me parece aberrante. Seguro que mi todos ellos ya han pensado lo que se van a poner para el evento.
De verdad, es que yo no saco nada con que haya gente en los pasillos esperando a que yo para. No sé cómo explicárselo a la gente para no ofender a nadie, pero es la realidad. Yo allí sólo necesito a mi pareja, que estará conmigo pariendo, como cosa suya que es. A mí, el hecho de que haya gente fuera esperando, sólo puede estresarme, y mucho más si es gente que va a estar sufriendo por mí, y alguna de ella hasta está mayor. Yo creo que un parto no debería ser para eso. Un parto no es una operación a vida o muerte, un parto es una cosa natural para la que cualquier mujer está preparada; las mujeres paren en todos sitios, muchas paren solas en un agujero que escarban en la tierra, otras paren en su casa, en la calle, o como pueden. No hay que hacer un drama de un parto, y menos siendo el caso que yo pariré en un hospital atendida por un equipo médico y contando con condiciones para solventar cualquier complicación hipotética.
A mi suegra por ejemplo sí le hemos explicado que nosotros no querríamos a nadie en el hospital. Pero no: no lo ha entendido. De hecho cada vez que llama a casa y nadie lo coge, me llama directamente al móvil histérica preguntando si ya estoy de parto y hemos tenido la poca vergüenza de no avisarla. Eso es lo que a ella le parece una buena idea: cuando se le pase por la cabeza que estoy de parto, llamarme a mí al móvil. Claro que sí, muy inteligente y considerado por su parte. A buen seguro que mientras empujo tengo ganas de pedirle perdón por no haberle dado cuentas antes sobre a dónde iba o no iba.
Pues así todo el mundo.
Y, ¿para qué quiere todo el mundo estar allí en primera línea, compitiendo en cara de circunstancia, durante las 12 horas que, como primeriza, puedo tardar en parir? Pues para exigir a mi novio que en cuanto Feti salga de mi ser, la saque a los pasillos para que todos se la pasen y la atosiguen presentándose y todo eso. Y a mí eso me causa auténtico terror. La pobre Feti, que lleva toda su existencia tranquilita flotando en mi líquido amniótico, donde no hace frío ni calor, donde come y duerme lo que le apetece, en pleno estado de paz; ahora la saco al mundo empujándola (siempre pensamos en el dolor de la madre, pero, ¿no debe ser un parto súper traumático para un feto?), y empieza a ser bombardeada por miles de estímulos que no conoce y por los que se sentirá agredida (luces, ruidos, gente que le hace pruebas). Para la pobre Feti todo es desconocido, pero si algo conociera, sería a mí; si algo necesitara, sería estar conmigo tranquila, y no que se la empiecen a pasar las abuelas en plena competición. Pero claro: cualquiera coge y le explica a las abuelas que cuando Feti nazca hagan el favor de irse a tomar por culo.
No le tengo miedo al parto, la verdad. Pero le tengo horror al circo de la sala de espera, a que la gente en su afán de protagonismo y de "cumplir con su papel social" atosigue a mi hija cuando la pobre acaba de nacer; y le tengo auténtico pánico al posparto ya en la habitación, jajaja…: yo destrozada tras 12 horas pariendo, y con mis rajas, puntos y lo que proceda, en una habitación con otras 2 paridas, sus bebés y los 50 familiares-coñazo de cada una de ellas; Feti intentando dormir en su cunita, escuchando de fondo a la jauría de majaras que se le acaban de presentar como “la familia”, y preguntándose por qué coño no se quedó para siempre en mi útero; y, por supuesto: mi padre, mi hermana, mi suegra, mi amiga, el otro, el de más allá, su primo, su puta madre, y las vecinas de todos ellos, SIN ENTENDER QUE NO ES QUE NO AGRADEZCA LA VISITA, ES QUE NO TENGO NI PUTAS GANAS DE CHARLA, jajajaja.
Tiene cojones que ante la proximidad de enfrentar un parto, mis mayores problemas y preocupaciones tengan que ser éstas: cómo hacer para no pelearme con todo el mundo, cómo no ofender a nadie, cómo sobrevivir a los 2 días de hospital... la gente no se da cuenta, pero esta parafernalia social que se monta en torno a un parto y que tiene como única finalidad que cada uno sienta que está ocupando el papel que le corresponde (de abuela, de mejor amigo, de tío predilecto) avasalla a personas que por encima de todo necesitan descansar y recuperarse (una recién parida) y adaptarse poco a poco a todo un mundo que desconocen y que seguramente les resulta agresivo (un bebé recién nacido al mundo).
Pero que sí: que cualquiera le explica esto a la gente.
-Mi hermana mayor, residente en Granada, ME LLAMA TODOS LOS DÍAS para ver si he parido. Y yo ya no lo puedo soportar más!!!! Es una de las personas a las que he ocultado que tengo teléfono fijo, para ver si la pasta que se le va en llamarme al móvil pudiera actuar como medida disuasoria. Pero nada.
-A mi padre le he dicho 250.000 veces que los sábados por la mañana asisto a clases de algo (para qué le voy a explicar ni de qué). Pues todos los sábados me empieza a llamar a las 10 de la mañana y como no se lo cojo, vuelve a llamar cada 10 minutos, seguramente convencido de que estoy pariendo y no le he avisado. Nadie imagina cómo se me hincha la vena cuando siento el vibrador CADA DIEZ MINUTOS!!!! Y claro: si en ese momento se lo cogiera, sería en un estado tal que me pondría a gritar "¡PERO ES QUE TODAVIA NO TE HAS ENTERADO DE QUE EL SABADO POR LA MAÑANA NO COJO EL TELÉFONO!!!" Y claro, no es plan, parece que queda feo.
-Mi amiga N*** me llama a diario para conocer el parte del día. Ella, que vive a 4 horas de aquí, tiene la pretensión de venir al hospital en cuanto haya echado a Feti de mi ser, y para ello pretende faltar al trabajo para hacer en el mismo día un viaje de 4 horas de ida y 4 horas de vuelta, con su bombo de 6 meses (también está embarazada); y para ello insiste cada día en que la llame a cualquier hora de madrugada para decirle que ya salgo para el hospital. Pero vamos a ver: ¿estamos todos locos? ¿Cómo le explico que NO ES BUENA IDEA QUE HAGA ESE VIAJE sin ofenderla y sin que parezca que pretendo hacerle un desprecio? ¿Cómo le explico que yo desde luego cuando ella para, 3 meses después, por supuesto que ni de coña estoy pensando en pegarme la paliza de viaje -y menos con un bebé de 3 meses- para hacer lo mismo por ella, luego no pienso corresponderle el gesto? ¿Cómo le explico que COMO SE LE OCURRA A ELLA LLAMARME DE AQUI A 3 MESES A LAS 4 DE LA MAÑANA PARA DECIRME QUE ESTÁ CON CONTRACCIONES, LA MANDO A LA MIERDA, ME DOY LA VUELTA EN LA CAMA Y SIGO DURMIENDO? Jajaja, la gente está grillada.
-Una cosa que me divierte mucho son los "frikis de los hospitales". La gente es harto masoquista. Mi tía, mi abuela, mi suegra, el otro, el de más allá, su primo, su puta madre y a ser posible las vecinas de todos los mencionados y de aquellos a los que he olvidado conscientemente o no, ESTÁN FRITOS POR TIRAR PARA EL HOSPITAL A SER POSIBLE CASI ANTES DE QUE YO INGRESE, (SERÁ PARA PILLAR UN BUEN SITIO EN LA SALA DE ESPERA), PASAR 12 O 14 HORAS CON CARA DE CIRCUNSTANCIA EN LOS PASILLOS Y POR SUPUESTO ASALTAR A TODO EL PERSONAL HOSPITALARIO QUE PASE POR ALLÍ PARA EXIGIRLE NOTICIAS SOBRE MI PROCESO DE DILATACIÓN. Llamadme loca, pero a mí todo esto me parece aberrante. Seguro que mi todos ellos ya han pensado lo que se van a poner para el evento.
De verdad, es que yo no saco nada con que haya gente en los pasillos esperando a que yo para. No sé cómo explicárselo a la gente para no ofender a nadie, pero es la realidad. Yo allí sólo necesito a mi pareja, que estará conmigo pariendo, como cosa suya que es. A mí, el hecho de que haya gente fuera esperando, sólo puede estresarme, y mucho más si es gente que va a estar sufriendo por mí, y alguna de ella hasta está mayor. Yo creo que un parto no debería ser para eso. Un parto no es una operación a vida o muerte, un parto es una cosa natural para la que cualquier mujer está preparada; las mujeres paren en todos sitios, muchas paren solas en un agujero que escarban en la tierra, otras paren en su casa, en la calle, o como pueden. No hay que hacer un drama de un parto, y menos siendo el caso que yo pariré en un hospital atendida por un equipo médico y contando con condiciones para solventar cualquier complicación hipotética.
A mi suegra por ejemplo sí le hemos explicado que nosotros no querríamos a nadie en el hospital. Pero no: no lo ha entendido. De hecho cada vez que llama a casa y nadie lo coge, me llama directamente al móvil histérica preguntando si ya estoy de parto y hemos tenido la poca vergüenza de no avisarla. Eso es lo que a ella le parece una buena idea: cuando se le pase por la cabeza que estoy de parto, llamarme a mí al móvil. Claro que sí, muy inteligente y considerado por su parte. A buen seguro que mientras empujo tengo ganas de pedirle perdón por no haberle dado cuentas antes sobre a dónde iba o no iba.
Pues así todo el mundo.
Y, ¿para qué quiere todo el mundo estar allí en primera línea, compitiendo en cara de circunstancia, durante las 12 horas que, como primeriza, puedo tardar en parir? Pues para exigir a mi novio que en cuanto Feti salga de mi ser, la saque a los pasillos para que todos se la pasen y la atosiguen presentándose y todo eso. Y a mí eso me causa auténtico terror. La pobre Feti, que lleva toda su existencia tranquilita flotando en mi líquido amniótico, donde no hace frío ni calor, donde come y duerme lo que le apetece, en pleno estado de paz; ahora la saco al mundo empujándola (siempre pensamos en el dolor de la madre, pero, ¿no debe ser un parto súper traumático para un feto?), y empieza a ser bombardeada por miles de estímulos que no conoce y por los que se sentirá agredida (luces, ruidos, gente que le hace pruebas). Para la pobre Feti todo es desconocido, pero si algo conociera, sería a mí; si algo necesitara, sería estar conmigo tranquila, y no que se la empiecen a pasar las abuelas en plena competición. Pero claro: cualquiera coge y le explica a las abuelas que cuando Feti nazca hagan el favor de irse a tomar por culo.
No le tengo miedo al parto, la verdad. Pero le tengo horror al circo de la sala de espera, a que la gente en su afán de protagonismo y de "cumplir con su papel social" atosigue a mi hija cuando la pobre acaba de nacer; y le tengo auténtico pánico al posparto ya en la habitación, jajaja…: yo destrozada tras 12 horas pariendo, y con mis rajas, puntos y lo que proceda, en una habitación con otras 2 paridas, sus bebés y los 50 familiares-coñazo de cada una de ellas; Feti intentando dormir en su cunita, escuchando de fondo a la jauría de majaras que se le acaban de presentar como “la familia”, y preguntándose por qué coño no se quedó para siempre en mi útero; y, por supuesto: mi padre, mi hermana, mi suegra, mi amiga, el otro, el de más allá, su primo, su puta madre, y las vecinas de todos ellos, SIN ENTENDER QUE NO ES QUE NO AGRADEZCA LA VISITA, ES QUE NO TENGO NI PUTAS GANAS DE CHARLA, jajajaja.
Tiene cojones que ante la proximidad de enfrentar un parto, mis mayores problemas y preocupaciones tengan que ser éstas: cómo hacer para no pelearme con todo el mundo, cómo no ofender a nadie, cómo sobrevivir a los 2 días de hospital... la gente no se da cuenta, pero esta parafernalia social que se monta en torno a un parto y que tiene como única finalidad que cada uno sienta que está ocupando el papel que le corresponde (de abuela, de mejor amigo, de tío predilecto) avasalla a personas que por encima de todo necesitan descansar y recuperarse (una recién parida) y adaptarse poco a poco a todo un mundo que desconocen y que seguramente les resulta agresivo (un bebé recién nacido al mundo).
Pero que sí: que cualquiera le explica esto a la gente.
Ni que decir tiene que pasó la luna nueva y que no he parido.
¿Y bien? Las 12.10 horas y ni asomo del parto. Hoy se demostrará si todos tenéis razón en lo del influjo de la luna. Que no es que no me venga bien parir hoy, ojo; a mí, como venirme, me viene perfecto. Pero no sé, no lo termino de ver.
Mi hermana mayor (una de las grandes convencidas de que voy a parir hoy con la luna nueva), me dijo hace 2 días, ya en el colmo de la superstición, que era cierto que fuera posible que los niños pudieran nacer otros días, pero que eso pasaba sólo porque no sabían del influjo del poder lunar; y que una vez que se sabe, se pare con el cambio de luna sí o sí. Que eso era como lo de los Reyes Magos: a los niños que no creían en su existencia, les tenían que poner los regalos sus padres.
Ahí estaba yo reflexionando escéptica sobre tamaña parida, cuando llegó a casa mi novio, el cual inmediatamente se conectó a internet y se le veía muy reconcentrado. Yo le pregunté: "¿qué haces?" y él me contestó: "tenemos que mirar el calendario lunar, porque Feti va a nacer con el cambio de luna". Tócate los cojones. "¿De dónde te has sacado esa información tan precisa a la par que fidedigna?", pregunté. "La conserje de mi instituto me lo ha dicho esta mañana". Claro que sí, pues entonces ya no me digas más.
Total, que aquí estamos, esperando el parto como agua de mayo, que parece ser que hoy se pare.
No es que yo, como buena friki, no haya mirado en internet para ver si existe relación entre la luna y los partos; pero yo, donde todo el mundo ha visto las evidencias de que Feti nace hoy, lo que he visto es que los estudios concluyen que "no se puede hablar de diferencias estadísticamente significativas entre el número de partos en las distintas fases lunares."
Pues nada, lo dicho. Que aquí estamos. Esperando.
Mi hermana mayor (una de las grandes convencidas de que voy a parir hoy con la luna nueva), me dijo hace 2 días, ya en el colmo de la superstición, que era cierto que fuera posible que los niños pudieran nacer otros días, pero que eso pasaba sólo porque no sabían del influjo del poder lunar; y que una vez que se sabe, se pare con el cambio de luna sí o sí. Que eso era como lo de los Reyes Magos: a los niños que no creían en su existencia, les tenían que poner los regalos sus padres.
Ahí estaba yo reflexionando escéptica sobre tamaña parida, cuando llegó a casa mi novio, el cual inmediatamente se conectó a internet y se le veía muy reconcentrado. Yo le pregunté: "¿qué haces?" y él me contestó: "tenemos que mirar el calendario lunar, porque Feti va a nacer con el cambio de luna". Tócate los cojones. "¿De dónde te has sacado esa información tan precisa a la par que fidedigna?", pregunté. "La conserje de mi instituto me lo ha dicho esta mañana". Claro que sí, pues entonces ya no me digas más.
Total, que aquí estamos, esperando el parto como agua de mayo, que parece ser que hoy se pare.
No es que yo, como buena friki, no haya mirado en internet para ver si existe relación entre la luna y los partos; pero yo, donde todo el mundo ha visto las evidencias de que Feti nace hoy, lo que he visto es que los estudios concluyen que "no se puede hablar de diferencias estadísticamente significativas entre el número de partos en las distintas fases lunares."
Pues nada, lo dicho. Que aquí estamos. Esperando.
Llamadme histérica, pero ya me estoy empezando a poner negra. Exactamente, ¿cómo voy a saber reconocer las señales del parto? Nadie me ha explicado nada lo bastante clarificador y por internet tampoco encuentro una respuesta que me haga sentirme segura de nada.
Ayer desde por la tarde estuve con contracciones constantes, y menos mal que no me dio por ir al hospital, porque al final ni parí ni nada; pero no es que no me diera por pensar que lo mismo estaba de parto y yo qué sé.
Lo de cronometrarlas es más fácil decirlo que hacerlo: la contracción hace como que viene, va viniendo, viene, está, se queda, se va yendo, hace como que se va y luego se pira. ¿Cuál es el momento exacto en el que puedo saber con claridad que me está viniendo una? Nunca estoy segura de nada hasta que no me veo con la barriga durísima y todo eso. ¿Se cronometran cuando empiezan? Pero, ¿cuándo coño empiezan?
Con lo fácil que sería si sencillamente todas rompiéramos aguas y a tomar por culo la bicicleta. Necesito una señal inequívoca. No quiero ir al hospital en plena falsa alarma... ni quiero ir al hospital cuando Feti ya se haya asomado a la calle por sí misma.
Esos dolores que siento cuando me dan las contracciones, ¿qué son? Me es imposible saberlo porque nunca los había sentido antes. ¿Dónde me duele? Es que es un lugar interno, indefinido, y no puedo decir si es la parte baja de la barriga, la parte alta del coño, el cuello del útero, ¡¡yo qué sé!! Es imposible que sepa si me duele el cuello del útero. Esos dolores, ¿son de que Feti se está encajando? ¿Son de que estoy dilatando poco a poco?
Y, ¿cuánto dolor tengo que sentir? Nadie quiere pasar horas y horas esperando en un hospital, luego la idea es aguantar todo lo que una pueda, pero el problema viene en que eso del umbral del dolor es diferente en cada persona. Algunas somos más burras que otras. Así que, sin un medidor de dolor, ¿cómo sabré qué tengo que hacer?
Lo mejor que podría pasar es que cuando este martes vaya a monitores, me den una fecha para provocármelo, debido a que juzguen que Feti está ya más que cocida. Que me digan algo tipo "mañana vienes a las 9 de la mañana y te traes esto y esto", y se acabó la incertidumbre.
Ayer desde por la tarde estuve con contracciones constantes, y menos mal que no me dio por ir al hospital, porque al final ni parí ni nada; pero no es que no me diera por pensar que lo mismo estaba de parto y yo qué sé.
Lo de cronometrarlas es más fácil decirlo que hacerlo: la contracción hace como que viene, va viniendo, viene, está, se queda, se va yendo, hace como que se va y luego se pira. ¿Cuál es el momento exacto en el que puedo saber con claridad que me está viniendo una? Nunca estoy segura de nada hasta que no me veo con la barriga durísima y todo eso. ¿Se cronometran cuando empiezan? Pero, ¿cuándo coño empiezan?
Con lo fácil que sería si sencillamente todas rompiéramos aguas y a tomar por culo la bicicleta. Necesito una señal inequívoca. No quiero ir al hospital en plena falsa alarma... ni quiero ir al hospital cuando Feti ya se haya asomado a la calle por sí misma.
Esos dolores que siento cuando me dan las contracciones, ¿qué son? Me es imposible saberlo porque nunca los había sentido antes. ¿Dónde me duele? Es que es un lugar interno, indefinido, y no puedo decir si es la parte baja de la barriga, la parte alta del coño, el cuello del útero, ¡¡yo qué sé!! Es imposible que sepa si me duele el cuello del útero. Esos dolores, ¿son de que Feti se está encajando? ¿Son de que estoy dilatando poco a poco?
Y, ¿cuánto dolor tengo que sentir? Nadie quiere pasar horas y horas esperando en un hospital, luego la idea es aguantar todo lo que una pueda, pero el problema viene en que eso del umbral del dolor es diferente en cada persona. Algunas somos más burras que otras. Así que, sin un medidor de dolor, ¿cómo sabré qué tengo que hacer?
Lo mejor que podría pasar es que cuando este martes vaya a monitores, me den una fecha para provocármelo, debido a que juzguen que Feti está ya más que cocida. Que me digan algo tipo "mañana vienes a las 9 de la mañana y te traes esto y esto", y se acabó la incertidumbre.
No paro ni a la de tres; vale que hasta la semana que viene no cumplo, pero Feti saca de mi barriga unos bultos tan gordos cuando se mueve, que hace ya semanas que me está dando miedo. Yo miro los bultos, miro el agujero por el que se supone intentará salir, y de verdad que no sé cómo nos lo vamos a montar. Hace cerca de un mes que pesaba cerca de los 3 kilos.
Esta mañana he ido al médico a por el parte de la baja; y me ha dicho que la semana que viene, sí o sí, aunque no haya parido, me piensa cambiar el motivo de la baja y dármela por maternidad. Vaya mierda. Tengo que ir el viernes de la semana que viene. Y claro: como al día siguiente cumplo las 40 semanas, ya estando cumplida y todo eso, la colega dice que “y una mierda” me va a seguir dando bajas por lumbago. Pues vaya.
En cuanto al dolor de espalda, desde que estoy de baja está mucho más controlado. A mí ya lo único que me duele son las contracciones, que eso sí que duele y de hecho cada noche creo que me voy a poner de parto, pero luego ni me pongo de parto ni nada. Y es cierto que cuando ando 5 minutos estoy hecha polvo del dolor, pero del lumbago no hay ni rastro.
En cualquier caso, todo el mundo insiste en que yo voy a parir este domingo, porque "cambia la luna". A mí todo eso me parecen gilipolleces de vieja, y me da hasta rabia que la gente insista tanto en polladas de las que no hay constancia científica sino sólo habladurías populares, tales como que "si bebes cerveza te sube la leche", "si tienes ardores, eso es porque tu niña va a tener mucho pelo" y docenas de polladas más de las cuales estoy tan harta como nadie se hace una idea. Pues eso: que ahora todo el mundo me atosiga con que Feti nacerá el domingo porque "cambia la luna". En serio que me sorprende que el grueso de la humanidad no se haya dado cuenta aún de que nacen niños todos los días, con cambio de luna o sin él. Pues nada.
La cuestión es que impepinablemente la semana que viene empezarán a contarme mis 16 semanas de maternidad. Y si a Feti le da por retrasarse 2 semanas, pues mira si me van a joder bien. Pero ahí sigue, aferrada a mis vísceras y sudando mucho de salir. Y yo, si con su edad supiera todo lo que sé ahora, haría lo mismo, la verdad.
Esta mañana he ido al médico a por el parte de la baja; y me ha dicho que la semana que viene, sí o sí, aunque no haya parido, me piensa cambiar el motivo de la baja y dármela por maternidad. Vaya mierda. Tengo que ir el viernes de la semana que viene. Y claro: como al día siguiente cumplo las 40 semanas, ya estando cumplida y todo eso, la colega dice que “y una mierda” me va a seguir dando bajas por lumbago. Pues vaya.
En cuanto al dolor de espalda, desde que estoy de baja está mucho más controlado. A mí ya lo único que me duele son las contracciones, que eso sí que duele y de hecho cada noche creo que me voy a poner de parto, pero luego ni me pongo de parto ni nada. Y es cierto que cuando ando 5 minutos estoy hecha polvo del dolor, pero del lumbago no hay ni rastro.
En cualquier caso, todo el mundo insiste en que yo voy a parir este domingo, porque "cambia la luna". A mí todo eso me parecen gilipolleces de vieja, y me da hasta rabia que la gente insista tanto en polladas de las que no hay constancia científica sino sólo habladurías populares, tales como que "si bebes cerveza te sube la leche", "si tienes ardores, eso es porque tu niña va a tener mucho pelo" y docenas de polladas más de las cuales estoy tan harta como nadie se hace una idea. Pues eso: que ahora todo el mundo me atosiga con que Feti nacerá el domingo porque "cambia la luna". En serio que me sorprende que el grueso de la humanidad no se haya dado cuenta aún de que nacen niños todos los días, con cambio de luna o sin él. Pues nada.
La cuestión es que impepinablemente la semana que viene empezarán a contarme mis 16 semanas de maternidad. Y si a Feti le da por retrasarse 2 semanas, pues mira si me van a joder bien. Pero ahí sigue, aferrada a mis vísceras y sudando mucho de salir. Y yo, si con su edad supiera todo lo que sé ahora, haría lo mismo, la verdad.
¿Qué necesita realmente un bebé? A menudo creo que la sobreinformación está haciendo que nos perdamos un poco. Todas las embarazadas hemos descubierto la preñez como fuente de frikismo personal y estamos enfermas buscando a todas horas por la red ecografías de fetos que tienen la misma edad gestacional que el nuestro, para poder imaginar rasgos que no aceptamos que no revelará hasta que tenga a bien nacer… Nos hemos leído la Guía de Consejos de la Matrona, toda la bibliografía de Super Nanny, recibimos en casa la revista Mi bebé y yo, estamos suscritas a todos los boletines electrónicos relacionados con el embarazo.
Información, información, más información. Al hecho de que es algo nuevo en nuestras vidas, se suma el hecho de que es algo nuevo QUE HACE ILUSIÓN. Y buscamos, buscamos, buscamos. Pero, ay, ¿haber acudido a la educación maternal me garantiza que sabré respirar a la hora de la verdad? Porque me temo que lo de parir es algo que no se aprende, sino que sencillamente se hace “como puedas”. A diario me hago los masajes perineales que recomienda la matrona, pero realmente me pregunto si ha habido casos reales en los que el ejercicio de dicha práctica haya ahorrado una episiotomía.
Desde el principio del embarazo nos prohíben comer jamón, “para no pillar la toxoplasmosis”: ¿alguien ha escuchado hablar alguna vez de esa enfermedad, fuera del contexto del embarazo? Si no he pillado la toxoplasmosis en toda mi vida (comiendo de todo, jamón incluido), ¿por qué habría de darse la casualidad de que la contrajera durante la gestación? NUNCA, nunca en mi vida he escuchado de nadie que haya pasado esa enfermedad. Y a pesar de eso, confieso que desde que estoy embarazada, no he comido jamón que no haya sido previamente congelado. Sí, una intenta hacer las cosas lo mejor posible, intenta no faltar en nada a sus obligaciones de pre-madre, etc… pero, si te paras a pensarlo, todo esto parece más una tomadura de pelo que otra cosa.
Cuando mis hermanos eran pequeños, era prescriptivo acostar boca abajo a los bebés, “para que no se ahogaran en su propio vómito” si estaban acostados boca arriba. Me pregunto si era un hecho contrastado la posibilidad de que se ahogaran en su pota. Ahora es prescriptivo NO acostar a los bebés boca abajo “para evitar la muerte súbita”. Bien, al menos los bebés en el transcurso de esos años (no más de quince) ya han dejado de ahogarse en sus vómitos, por lo que parece… ahora lo que hacen es respirar su aire ya viciado, y morir. Morir de “muerte súbita”, un fenómeno del que se habla mucho, pero del que me temo que nadie sabe tanto y que más bien se especula.
En todo caso, nuestra inseguridad como futuros padres nos hace buscar información y pretender extraer normas inmutables, principios que seguir, instrucciones que nos hagan estar seguros de algo. Queremos cosas imposibles como saber identificar qué expresa nuestro bebé con su llanto, Y NOS VENDEN ESTAS EXPLICACIONES en todo tipo de guías y manuales. Y nos quedamos más tranquilos si nos dicen que ahora el bebé ha de dormir boca arriba (aunque nos conste que hace 2 días se proclamaba la moda contraria), que si llora de tal manera es que tiene hambre, y que los masajes que le quitarán el cólico se hacen así, así y así. Total: si nos hemos empollado bien la Guía de la Perfecta Primeriza, y si además no hemos comido jamón en nueve meses, ¿qué motivo puede haber ya para creer que hay algo que puede salirnos mal?
En fin, ya llegará. Llegará el momento de empujar y se nos habrá olvidado cómo se respiraba, pero en realidad sé que respiraremos, porque nuestro cuerpo está preparado para ello. No me repaso las clases de Educación Maternal (la verdad es que ni he tomado apuntes) porque en el fondo tengo más confianza en la naturaleza que en estos avances de la modernidad. Y llegará el temido momento en el que el bebé llore, y por mucho que digan los manuales, no habrá más remedio que ir probando con el método “ensayo-error”, para ver si es hambre, o sueño, o si quiere un pañal limpio, o si tiene frío, o si quién sabe. Toda la seguridad que nos ha proporcionado la teoría es ficticia, y es efímera. Aunque nada de eso impide que reconozca que todas las embarazadas, y yo también, hemos intentado buscar esa seguridad, y todo por la necesidad de pensar que podremos hacerlo bien.
Información, información, más información. Al hecho de que es algo nuevo en nuestras vidas, se suma el hecho de que es algo nuevo QUE HACE ILUSIÓN. Y buscamos, buscamos, buscamos. Pero, ay, ¿haber acudido a la educación maternal me garantiza que sabré respirar a la hora de la verdad? Porque me temo que lo de parir es algo que no se aprende, sino que sencillamente se hace “como puedas”. A diario me hago los masajes perineales que recomienda la matrona, pero realmente me pregunto si ha habido casos reales en los que el ejercicio de dicha práctica haya ahorrado una episiotomía.
Desde el principio del embarazo nos prohíben comer jamón, “para no pillar la toxoplasmosis”: ¿alguien ha escuchado hablar alguna vez de esa enfermedad, fuera del contexto del embarazo? Si no he pillado la toxoplasmosis en toda mi vida (comiendo de todo, jamón incluido), ¿por qué habría de darse la casualidad de que la contrajera durante la gestación? NUNCA, nunca en mi vida he escuchado de nadie que haya pasado esa enfermedad. Y a pesar de eso, confieso que desde que estoy embarazada, no he comido jamón que no haya sido previamente congelado. Sí, una intenta hacer las cosas lo mejor posible, intenta no faltar en nada a sus obligaciones de pre-madre, etc… pero, si te paras a pensarlo, todo esto parece más una tomadura de pelo que otra cosa.
Cuando mis hermanos eran pequeños, era prescriptivo acostar boca abajo a los bebés, “para que no se ahogaran en su propio vómito” si estaban acostados boca arriba. Me pregunto si era un hecho contrastado la posibilidad de que se ahogaran en su pota. Ahora es prescriptivo NO acostar a los bebés boca abajo “para evitar la muerte súbita”. Bien, al menos los bebés en el transcurso de esos años (no más de quince) ya han dejado de ahogarse en sus vómitos, por lo que parece… ahora lo que hacen es respirar su aire ya viciado, y morir. Morir de “muerte súbita”, un fenómeno del que se habla mucho, pero del que me temo que nadie sabe tanto y que más bien se especula.
En todo caso, nuestra inseguridad como futuros padres nos hace buscar información y pretender extraer normas inmutables, principios que seguir, instrucciones que nos hagan estar seguros de algo. Queremos cosas imposibles como saber identificar qué expresa nuestro bebé con su llanto, Y NOS VENDEN ESTAS EXPLICACIONES en todo tipo de guías y manuales. Y nos quedamos más tranquilos si nos dicen que ahora el bebé ha de dormir boca arriba (aunque nos conste que hace 2 días se proclamaba la moda contraria), que si llora de tal manera es que tiene hambre, y que los masajes que le quitarán el cólico se hacen así, así y así. Total: si nos hemos empollado bien la Guía de la Perfecta Primeriza, y si además no hemos comido jamón en nueve meses, ¿qué motivo puede haber ya para creer que hay algo que puede salirnos mal?
En fin, ya llegará. Llegará el momento de empujar y se nos habrá olvidado cómo se respiraba, pero en realidad sé que respiraremos, porque nuestro cuerpo está preparado para ello. No me repaso las clases de Educación Maternal (la verdad es que ni he tomado apuntes) porque en el fondo tengo más confianza en la naturaleza que en estos avances de la modernidad. Y llegará el temido momento en el que el bebé llore, y por mucho que digan los manuales, no habrá más remedio que ir probando con el método “ensayo-error”, para ver si es hambre, o sueño, o si quiere un pañal limpio, o si tiene frío, o si quién sabe. Toda la seguridad que nos ha proporcionado la teoría es ficticia, y es efímera. Aunque nada de eso impide que reconozca que todas las embarazadas, y yo también, hemos intentado buscar esa seguridad, y todo por la necesidad de pensar que podremos hacerlo bien.
Es para alucinar la de pamplinas que se venden en las tiendas de bebés. Familiares, amigos y otros entes: ¿cómo deciros que no me compréis gilipolleces sin que parezca que os estoy haciendo un desprecio? Pero, vamos a ver, ¿para qué quiero yo el soporte de biberón de la manzanilla con forma de oso de peluche? Y ¿queréis dejar ya de regalarme chupetes? Tengo 12 y no he comprado ninguno de ellos. No he decidido aún si Feti usará chupete. No quiero saber qué tipo de adelantos existe en torno a los chupetes que se caen al suelo y no se ensucian. Ni creo que a Feti tenga por qué gustarle la manzanilla.
Hoy he contado el número de pijamas que me habéis regalado: 18. No digo yo que mi hija no vaya a necesitar pijamas de quita-y-pon, pues a buen seguro será de vomitar y regurgitar y todo eso. Pero, ¿necesita un recién nacido tantos pijamas, o se nos está yendo un poco la olla a todos? Puede parecer que mi actitud de contención ante las compras es, sencillamente, por no comprar, o por no gastar, pero no es así: ¡será por gastar! De gastar, nos vamos a hinchar todos los que vamos a tener un hijo. Pero, ¿podríamos gastar en cosas “de las de verdad”, como pañales, o papillas, en lugar de en las pollinadas que rellenan el 90% de las tiendas especializadas de bebés?
Juegan con nuestra ilusión, y juegan con nuestro instinto de proveer a nuestros hijos de “todo lo mejor”. Pero, ¿qué es lo mejor? ¿Qué es lo realmente necesario?
Nos venden como compra imprescindible una bolsa especial que parece ser que hay que llevar al hospital, y yo me pregunto: ¿no da lo mismo si cojo la mochila de la playa? Ya, ya sé que no da lo mismo, porque en llevarme la mochila de la playa no invertiría una media de 80 euros para llevar cuatro tonterías.
Hoy parece que todos necesitamos un mueble cambiador. Pero yo he tenido hermanos pequeños a los que cambié los pañales cientos de veces y nunca se me hubiera podido ocurrir que necesitara un mueble para ello. Entonces se ponía una toalla encima de la cama o del sofá y se cambiaba al niño, y nadie soñaba con la invención de dicho trasto.
¿Cómo puede ser que hoy nadie pueda vivir sin un intercomunicador? ¡¡Pero si lo normal es vivir en un piso de 80 metros cuadrados!! ¿Quién no es capaz de oír a su hijo llorar por mucho que se encuentre en la habitación contigua? Trastos de mil tipos, artilugios y chuminadas, peleles y bodies por docenas y quincenas… ahora compramos, y ahora nos compráis, pero mañana mismo, en cuanto esa ropa llamada “de primera postura” se haya quedado pequeña con la etiqueta puesta y tengamos una bolsa de 80 euros con la que ya hemos hecho un poco el payaso en el hospital, ya nos daremos cuenta de que para vivir en un piso de 80 metros cuadrados y ser mileuristas, a lo mejor nos hemos pasado un poco.
Hoy he contado el número de pijamas que me habéis regalado: 18. No digo yo que mi hija no vaya a necesitar pijamas de quita-y-pon, pues a buen seguro será de vomitar y regurgitar y todo eso. Pero, ¿necesita un recién nacido tantos pijamas, o se nos está yendo un poco la olla a todos? Puede parecer que mi actitud de contención ante las compras es, sencillamente, por no comprar, o por no gastar, pero no es así: ¡será por gastar! De gastar, nos vamos a hinchar todos los que vamos a tener un hijo. Pero, ¿podríamos gastar en cosas “de las de verdad”, como pañales, o papillas, en lugar de en las pollinadas que rellenan el 90% de las tiendas especializadas de bebés?
Juegan con nuestra ilusión, y juegan con nuestro instinto de proveer a nuestros hijos de “todo lo mejor”. Pero, ¿qué es lo mejor? ¿Qué es lo realmente necesario?
Nos venden como compra imprescindible una bolsa especial que parece ser que hay que llevar al hospital, y yo me pregunto: ¿no da lo mismo si cojo la mochila de la playa? Ya, ya sé que no da lo mismo, porque en llevarme la mochila de la playa no invertiría una media de 80 euros para llevar cuatro tonterías.
Hoy parece que todos necesitamos un mueble cambiador. Pero yo he tenido hermanos pequeños a los que cambié los pañales cientos de veces y nunca se me hubiera podido ocurrir que necesitara un mueble para ello. Entonces se ponía una toalla encima de la cama o del sofá y se cambiaba al niño, y nadie soñaba con la invención de dicho trasto.
¿Cómo puede ser que hoy nadie pueda vivir sin un intercomunicador? ¡¡Pero si lo normal es vivir en un piso de 80 metros cuadrados!! ¿Quién no es capaz de oír a su hijo llorar por mucho que se encuentre en la habitación contigua? Trastos de mil tipos, artilugios y chuminadas, peleles y bodies por docenas y quincenas… ahora compramos, y ahora nos compráis, pero mañana mismo, en cuanto esa ropa llamada “de primera postura” se haya quedado pequeña con la etiqueta puesta y tengamos una bolsa de 80 euros con la que ya hemos hecho un poco el payaso en el hospital, ya nos daremos cuenta de que para vivir en un piso de 80 metros cuadrados y ser mileuristas, a lo mejor nos hemos pasado un poco.
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