Si te vas a parir y no avisas a nadie, te la cargas. Todo el mundo se ofende mucho y quedas fatal por hacer tamaña barbaridad. Y si avisas aunque sea 2 personas (léase, tu madre y tu suegra), agárrate que ya te han dado el parto. Y es que la gente no entiende que para parir, una quiera estar tranquila y tener un poco de intimidad.
Ingresé por la mañana pero la cosa tenía pinta de alargarse Y ASÍ MISMO LO DIJIMOS. Dijimos también que no queríamos allí a nadie, y dijimos también que YA DARÍAMOS NOTICIAS CUANDO LAS HUBIERA. Bien, pues a todo el mundo le dio lo mismo. El teléfono no paró de sonar y no había manera de hacerle entender a la gente que:
-Punto 1: "no hay noticias, cuando las haya ya te las daré".
-Punto 2: "haced el puto favor de NO GASTARNOS LA BATERÍA DEL MÓVIL, estamos en un hospital y querríamos tener batería porque la vamos a necesitar".
Nada, pues que a la gente le da lo mismo.
Y lo mejor es la gente que se quiere plantar allí a verte parir. ¿Por qué? Pues porque a ellos les gusta eso. Da igual las veces que les expliques que NO QUIERES A NADIE ALLÍ. Casi se planta allí mi suegra, quería venir también mi cuñada, pero conseguimos evitarlo; a mi abuela y a mi tía conseguimos detenerlas cuando ya estaban prácticamente montadas en el coche (y se ofendieron de que les dijéramos que no vinieran: "ea, si os vamos a molestar...") No, hombre, cómo va a molestar... en realidad estoy frita por echar la dilatación con 12 personas alrededor mirando cómo me retuerzo de dolor, no te jode.
Total, que al final a mi madre no hubo manera humana de decirle que hiciera el favor de quedarse en su casa, y por sus cojones se tuvo que plantar allí. Era mi parto, pero a ella le da igual que yo no quisiera que ella estuviera: ella quería estar y simplemente eso era lo importante. ¿Qué pintaba allí? Absolutamente nada. Yo allí retorciéndome de dolor y ella allí sacando temas que me sudaban un pie, como por ejemplo el hipotético adelanto de las elecciones generales.
Allí estábamos los 3: mi novio, yo y ella. Yo a mi novio le necesitaba allí conmigo. El dolor era mío pero el parto era de los dos. Y es con él y con nadie más con quien tengo confianza como para gritar o llorar si me duele, y es él quien necesito que me apriete la mano si estoy jodida. El hecho de que estuviera allí mi madre cortaba el ambiente y nos privaba de la intimidad que necesitábamos, pues al final en contextos como ésos, más allá de la pareja cualquiera es un extraño, y yo, al verme con extraños, me sentía cortada y hasta me reprimía a la hora de quejarme de las contracciones, pues mi dolor era parte de mi intimidad que sencillamente no me apetecía compartir con nadie a quien yo no hubiera invitado a algo que se supone que era tan mío como mi parto.
Pero allí estaba ella. ¿Por qué? Por sus cojones. El resto no importaba. Y allí estaba el teléfono sonando. ¿Quién era? Pues mi suegra, mi cuñada, mi tía, mi abuela, la vecina y el de más allá. "Por favor, dejad de gastarnos la batería del móvil", pero nada, que le suda los cojones a todo el mundo todo lo que no sean ellos mismos.
Para acelerar las contracciones, salía al pasillo de la planta a caminar un poco. Y yo quería caminar tranquilita con mi novio. Pero nada, allá que se plantaba mi madre al otro lado a que paseáramos los tres. Joder. Yo estaba frita por que me bajaran a la sala de dilatación con los monitores, donde ya no dejarían entrar a mi madre, sino sólo a mi novio. Y mira que desde que te vas de la planta a los monitores, ya todo es desesperante. Pues lo que yo no podía soportar ni un minuto más era no poder tener intimidad para mi puto parto.
Y mira que avisé a poca gente. Y mira que se supone que lo dije claro. Pero no: no te dejan elegir cómo quieres que sea tu parto, porque los demás tienen que sentirse protagonistas, y les importa el papel que ellos desempeñen, y no cómo te puedas sentir tú.
La culpa es sólo mía por haberles concedido saber que ya iba a parir. Tenía que haber hecho lo que me apetecía desde el principio: llamar ya después, para decir "he parido".
No sé si volveré a parir, pero desde luego no vuelvo a pasar por lo mismo. Si me voy para el hospital, aquí no se entera ni el tato. Y que se ofendan lo que quieran, pero a mí que no me jodan, que ya bastante tendré con traer a mi hijo al mundo.
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