Sin pelos en la lengua

viernes, 11 de junio de 2010
Ayer una amiga me pasó el enlace de un blog que me ha encantado: www.mividaconhijos.com . Retrata todo lo que toda madre piensa pero se tiene que callar porque queda feo: una visión irreverente de la maternidad. Como la autora dice: ¿qué coño se va a disfrutar con un embarazo? ¿Quién puede disfrutar viendo su cuerpo deformarse? Y ¿qué coño hablan de la conciliación laboral y familiar? Eso, en este país, NO EXISTE. Y pasar las noches en vela es una paliza. Y ya nunca en la vida se vuelve a tener tiempo para nada. Y no hay vuelta atrás.

Cuestión de fe

jueves, 20 de mayo de 2010
Mi amiga E** está en ‘huelga de consumo’ debido a su irritación extrema por los recortes de Zapatero. Y, dado que nos escribimos a diario, no puedo dejar de caer bajo su influencia, lo que hace que aborrezca la idea de comprar y de hecho me den hasta ganas de vender todo lo que tengo. Mucho más en el caso de las cosas de Lucía: muchas de ellas aún con la etiqueta puesta (los típicos regalos a los que no tengo el menor aprecio). Otras se las ha puesto tres veces o una sola.

Había pensado en hacer lotes y poner los trapos a la venta en Ebay. Hoy, estudiando el cibermercado relacionado con este tema, he descubierto esta página: http://www.segundamanobebes.com . La gente lo vende absolutamente todo: desde la ropa premamá hasta el sacaleches. Curiosamente en la opción de ver todas las categorías, aparecen un montón de artículos para gemelos: carritos dobles, sillas, ‘parques gemelares’ (ignoraba que eso existiera), parejas de sacos polares idénticos… Jejeje, claro: todas esas madres están convencidas de que a ellas ya les ha tocado ser madres de mellizos una vez y que otra vez más ‘no les va a pasar a ellas’… Tendría gracia que tras deshacerse de todo el material doble les volvieran a venir los bebés en pack.

Padres y atuendo peculiar

Anda que no agotan. Y sí: por mucho que el padre colabore, este marrón es de las madres. Porque ellos entienden más de bricolaje y todo eso (que yo reconozco que jamás he tenido que cambiar una bombilla en esta casa), pero cuando se hacen cargo un rato del bebé, invariablemente hacen cosas como preguntar eso de ‘dónde están los pañales’ cuando precisamente tienen la bolsa delante de sus ojos.

Por mucha voluntad que ellos pongan, hay que ver qué trabajito nos cuesta a nosotras poder escaquearnos un rato.

Invariablemente no encuentran nada, a pesar de que todo está en su sitio. Y de lo que se muestran absolutamente incapaces es de vestir a la criatura: ni saben qué ropa tiene, ni dónde está, NI DE QUÉ TALLA ES, NI DE SI ES DE INVIERNO O DE VERANO. Para saber lo que es el esperpento sólo hay que dejarles que vistan a la criatura por ellos mismos. Madre del amor hermoso.

Y no: no voy a poner una foto que ilustre este comentario, porque mi pobre hija no merece que haya testimonio gráfico de tal desastre.

Regresión

martes, 11 de mayo de 2010
Lucía a sus dos meses y medio está teniendo una regresión a su más tierna infancia: de repente, dice que ella no quiere biberón, que a ella básicamente lo que le gusta es la teta. Tócate los cojones. Con lo bien que comía ella, que lo mismo se tragaba una cosa que la de más allá. Y con lo bien que me venía, porque yo leche no produzco como para que se pueda poner hasta el culo.

Total, que esta semana pasada ha hecho menos peso que nunca, cosa de 100 gramos escasos... pero si le metes el biberón en la boca, empieza a retorcerse y a llorar... y en cuanto le sacas la teta, se agarra tan feliz y tranquila como si sólo a eso pudiéramos llamar comida.

Yo tenía entendido que estas cosas sucedían precisamente al revés: una vez que los bebés probaban los biberones, rechazaban la teta. Sin embargo, después de que a mí me haya pasado lo contrario, he estado mirando por internet y hay muchas madres que cuentan lo mismo.

Espero que poco a poco la podamos reconciliar con su viejo amigo el biberón, porque yo lamentablemente no soy la Central Lechera Asturiana... y además tampoco era mi plan amamantarla toda la vida.

Ahora para que sea verdad

miércoles, 5 de mayo de 2010
Hoy se me ha encendido la bombillita: ¿y si es verdad? Con todo lo que me he reído yo de todas las polladas de vieja, como, por ejemplo, eso que se comenta de que si bebes cerveza te sube más leche. Visto que al final siempre me las tengo que tragar como puños, hoy voy a intentarlo... tendría cojones que al final fuera cierto. En fin.

Vacunas

jueves, 22 de abril de 2010
Lucía cumplió ayer dos meses, y hoy la he tenido que llevar a la Consulta del Niño Sano, donde le han puesto 3 vacunas que me han dolido infinitamente más que a ella. Pobre Lucía, cómo ha sufrido, y qué habrá debido de pensar cuando tras un pinchazo venía otro, y no se había recuperado cuando venía otro. Quizá mi pobre niña no sabía si acabaría esa tortura, y quizá no entendería qué coño hacía yo allí si no era capaz de impedir que esa mujer de bata blanca le hiciera aquello. Mi pobre niña, la más guapa de toda la sala de espera, todo el día sonriendo, portándose super bien... para que llegue yo y la meta en esa consulta, y le hagan esa perrería. Yo he llorado con ella, y ahora sólo puedo pensar en qué podría hacer para compensarla. Hoy no la dejaré llorar ni un segundo más, pida lo que pida.

Tristeza posparto

sábado, 17 de abril de 2010
Que levante la mano la que se haya librado de la tristeza posparto. No hablo de la depresión posparto, que ésa no la pilla todo el mundo. Pero triste, ¿quién no ha estado después de parir? No inmediatamente después, en plena explosión hormonal; sino después, cuando te enfrentas ya a la realidad de volver a tu casa ¡con un bebé! Y de repente eres consciente de la responsabilidad que supone... y NO TE SIENTES CAPAZ.

Ahora que ya estoy mejor, entiendo que es algo hormonal e inevitable. Y entiendo, además, que se pasa. Pero en las semanas de oscuridad, yo también:

-Pensé que cualquier mujer era capaz de tirar de eso menos yo.
-Me sentí privada de toda libertad, y me sentí culpable por ello.
-Dudé de si sabía lo que estaba haciendo cuando me quedé embarazada. Y me sentí más culpable por ello.
-Etc.

Y luego miraba a Lucía y ella parecía no tener la culpa de nada. Y me sentía la peor madre del mundo.

Se pasa, menos mal. No tenemos la culpa de sentirnos así, y a TODAS nos pasa. Lo sé ahora, después de haber intercambiado impresiones con otras muchas madres que también, un día, se sintieron incapaces. Sólo se trata, como ya me dijo el pediatra (aunque no lo dijo a cuento de esto) de que el bebé se vaya adaptando a la mamá y la mamá se vaya adaptando al bebé. Y llega pronto. Menos mal.

Rollos patateros

domingo, 28 de marzo de 2010
Lo que sería una gilipollez es empeñarse en algo más allá de lo viable. Si ésta tras jalarse las dos tetas sigue con hambre, obviamente tendré que darle un biberón. Eso que dice la OMS de que lo suyo es darle teta exclusivamente hasta los 6 meses lo veo como algo totalmente irreal. Y eso que dicen de que la teta produce en función de la demanda del bebé, probablemente sea mentira. Todo mitos y lavados de cerebro. Cada uno llegará hasta donde llegue, y sea antes o sea después, a los biberones se llega, o sea que tampoco es trascendente.

En realidad se supone que tampoco habría que meterle infusiones de hinojo y se las metemos desde la primera semana, y se supone que tampoco habría que meterles cosas como el Blevit Sueño que le metemos. Pero ya se sabe: una solución fácil es siempre meterles lo que sea que solucione de forma inmediata sus problemas (y los tuyos). Lo ideal siempre es una cosa y lo cómodo siempre es la contraria. Pero la verdad es que no hago planes. Antes de que naciera sí pensaba que le daría teta unos meses. Luego a los 2 días estaba con grietas y mastitis, y, bueno, de no haberse curado la cosa en un par de días, habría tenido que dejarlo por ser sencillamente insoportable. Y vendría la OMS y todas las matronas del mundo a llamarme mala madre.

Yo en el embarazo leía y escuchaba lo que decían los profesionales y desde que parí me he dado cuenta de que parecen no conocer los problemas reales a los que hay que enfrentarse. Se supone que es malo darles chupete, pero yo a Feti se lo metí en la boca a los 3 días. También se supone que yo no debería usar pezoneras, pero si no lo hiciera me destrozaría las tetas. Que ponga otro sus pezones en la boca de Lucía y luego opine. La crema que usé para curarme las grietas tampoco era la recomendada, pero al menos fue una que me curó los agujeros, y no la mierda esa de lanolina pura que será muy sana pero que no servía para nada. Y se supone también que siempre que el bebé llora hay que cogerlo, pero yo sencillamente me niego. Por la noche la mezco en el carro hasta que se duerme y a tomar por culo. No doy para más. Los que dicen todas estas cosas, para mí que no han tenido hijos. También dicen que no les eches alcohol al cordón umbilical, pero ¿por qué no iba a echárselo, si con eso se le seca y se le cae? Yo se lo eché y Feti perdió el cordón en 6 días. También dicen que los puntos se curan solos, y yo me pregunto: ¿entonces para qué sirve el Betadine vaginal? Vamos, yo porque no tengo puntos, pero si los tuviera, y unos cojones iba a no echarme potingues para curarme, ¿estamos locos? Pues así todo: la nueva corriente de matrones y profesionales relacionados con la maternidad todo lo que dicen es cosas así, que no van a ningún lado. También recomiendan ahora que no se use faja posparto. Pero con lo que me dolía todo el cuerpo después de la paliza del parto y del cambio de centro de gravedad, ¿cómo iba a dejar de usar algo que me arreglaba los dolores y me hacía sentirme más cómoda? Yo antes de parir, como no sabía de lo que iba la cosa, escuchaba. Pero en cuanto parí me di cuenta de que todo era un rollo patatero. Y entonces empecé a entender que las personas reales que se han enfrentado a problemas reales, han necesitado SOLUCIONES y no rollos patateros.

Creo que lo único cierto con respecto a lo de tener hijos, es que cada uno se apañe como pueda. El que no soporte dar leche materna, o el que no pueda soportar a su hijo sin chupete, o el que no sea capaz de sobrevir si no le echa anís del mono en el biberón, etc., pues qué le va a hacer. Los problemas reales están ahí, y la suerte es que hay inventos y avances con los que se pueden atajar. Por ejemplo: dentro de las leches de fórmula hay algunas con propiedades saciantes. Y ¿por qué existiría algo así de no ser porque las madres necesitan meterle al bebé un biberón a las 10 de la noche y que se quede frito hasta el día siguiente?

De todas formas de todos los rollos patateros que tienen, lo que más gracia me hace es que recomienden parir sin anestesia. Anda y que se vayan a tomar por culo, ¿a quién se le ocurre pasar por semejante salvajada a pelo por su propia voluntad? Que sí, que seguramente es más natural, más sano, más guay y más alternativo parir "a lo natural", pero que lo hagan ellas y que lo haga su puta madre, y cuando vayan al dentista a sacarse una muela, que pidan también no ser sedadas, que mola más. Vamos, a mí se me figura. Después de saber lo que duele, ni de coña se me ocurriría preñarme otra vez, para correr el riesgo de que no me puedan poner la epidural, ¿estamos locos? El dolor es absolutamente inhumano. Y sería de imbéciles no ponerte una anestesia con la que puedes parir sin sentir NADA.

Total, que no hay que escuchar nada de nadie, cada cual tire como más cómodo le resulte. En general Lucía duerme bien por las noches (aunque tarda en coger el sueño), y come bien y todo eso; pero, si no fuera así, ¿de qué sería yo capaz? A SABER.

Se acabó lo que se daba

martes, 16 de marzo de 2010
Qué miedo pasamos anoche. La colega se tiró lo más grande chupando y chupando. Eran las mil y seguía chupando. Se apartaba de la teta, gritaba, se tiraba a la teta y chupaba con más fuerza. Hasta que me di cuenta de cuál era el problema: ¡ya no había ni gota de leche! las tetas totalmente flojas, la niña que chupaba pero no se la oía tragar porque no había más que tragar, la pobre histérica tirándose a la teta una y otra vez, en fin, un planazo. Hasta que le hicimos un pedazo de biberón de leche de fórmula, y ahí fue donde pasamos miedo, porque la colega después de zamparse las dos tetas, JALABA COMO UNA POSESA, mientras sus padres nos mirábamos acojonados, en fin...

Y por fin se quedó frita (ahora tengo miedo del próximo mojón que eche), tras meterse una cantidad de biberón que no sé yo si cabe en su estómago, en serio. Yo lo flipo. Para que luego digan que la teta produce leche en función de las necesidades del bebé. Y una mierda: eso dependerá de cómo trague el muy cabronazo.

Mi novio dice que a ver si es que me tengo que alimentar más para producir más leche. Yo, sinceramente, estoy comiendo con bastante normalidad aunque tengo mucha menos hambre que preñada (obviamente con ese alien dentro, no podía parar de pensar en comida). En cualquier caso, hay una realidad: yo en el parto perdí 8 kilos y desde que volví a casa, en estas 3 semanas he perdido 4 kilos, lo cual es un pasote, pero qué le hacemos: Lucía se está comiendo a su madre. Literalmente.

Coño, es que cuando estaba embarazada, no es ya sólo que tuviera hambre, sino que pensaba continuamente en comida: buscaba recetas en internet, disfrutaba cocinando e incluso haciendo la lista de la compra, la comida era mi tema favorito de conversación... y claro, todo eso se esfumó de repente en cuanto Lucía pasó de estar dentro a estar fuera. Ahora se alimenta de mí pero sin ser parte de mí, con lo cual mi interés por la comida ha cambiado, pero no así el suyo. A mí me parece sumamente surrealista, pero así son las cosas.

No sé cómo nos las apañaremos, igual por las noches hay que darle biberón porque después de todo el día chupando ya no me quedará nada en las tetas. Al parecer, para producir además hay que estar descansado, pero ¿quién coño duerme con un bebé de 3 semanas? Ay dios.

Ya sé que esto de tener un bebé es una cosa que hace todo el mundo. Pero la verdad es que no puedo decir que no sea complicado. Te pasas el día tomando decisiones sobre cosas con las que no tienes ni puta idea de si la estás cagando.

Cómo tragaba la tía, con los ojos como platos, gluglugluglugluglu sin respirar, y agarrada a la tetina con una violencia que acojonaba. Así me agujereó las tetas al segundo día de nacer. Demasiado poco hecha mierda estoy.

Infusión mágica eructadora

lunes, 15 de marzo de 2010
De todo lo visto y leído, aunque no lo parezca, ha habido una sugerencia de la que he podido sacar una enorme utilidad: las infusiones de anís bebidas por la madre para solucionar los problemas de gases de los bebés. ¿Y qué bebé no tiene problemas de gases? Y lo que es un problema para ellos, es un problemón para nosotras: un bebé molesto es un bebé que llora, grita y NO NOS DEJARÁ DORMIR JAMÁS.

Una de las jodiendas de Lucía es que por lo normal come hasta que se queda frita en la teta. Y claro: cuando está dormidísima, ¿quién es capaz de ponerse a darle palmaditas en la espalda para que eructe, corriendo el riesgo de que se espabile? Cuando se ha quedado frita, como cualquier bebé, lo suyo es echarla a la cuna o al carrito y olvidarse durante un rato. Pero como tenga un gas, eso no es viable: al rato estará molesta, llorando y dando por culo...

Yo, de paso, aliño la infusión con otra planta medicinal para mejorar un poco el ánimo. Y la verdad es que desde que lo tomo, la cosa va mejor.

La receta completa es la siguiente:

-1 cucharadita de anís verde. Con esto, en primer lugar la madre se pondrá a eructar sus propios gases. A partir de ahí, ya ni siquiera tendrá que molestarse en darle al bebé las tradicionales palmaditas en la espalda para que eche los "airecitos". Con que la madre se tome el anís, el feto ya te eructa solo. Te eructará en la teta mientras le das de comer; te eructará mientras duerme; te eructará con más potencia que el padre y la madre juntos, te asustará y se asustará, pero eso qué importa. La experiencia demuestra que un feto eructado es un feto feliz. Con esta infusión eructadora, se acabaron los cólicos del lactante.

-1 cucharadita de Melisa. Gracias a sus propiedades tranquilizantes, la madre perderá menos los nervios y considerará a su feto un poquito más entrañable. Tampoco hay que menospreciar sus propiedades frente a la tristeza posparto, presente en un 60-80% de las paridas. Asimismo, al pasar al bebé vía teta, el feto está más tranquilo, lo que redunda de forma directa en la felicidad de la madre, cuya vida se convierte en soportable.

En definitiva: las infusiones de anís sí que son un básico que no puede faltar donde hay un bebé. Se puede pasar sin pijamas y acostar al bebé con el body; se puede pasar de usar sábanas y acostarlo sobre una gasa; se puede pasar sin cambiador y cambiarlo sobre la cama; etc., etc. Prácticamente todo es prescindible, ellos no conocen lo que existe en el mercado y, al no conocerlo, no lo necesitan. Pero una buena infusión eructadora sí que la recomiendo.

Cosas del parto: qué hartura

domingo, 14 de marzo de 2010
Si te vas a parir y no avisas a nadie, te la cargas. Todo el mundo se ofende mucho y quedas fatal por hacer tamaña barbaridad. Y si avisas aunque sea 2 personas (léase, tu madre y tu suegra), agárrate que ya te han dado el parto. Y es que la gente no entiende que para parir, una quiera estar tranquila y tener un poco de intimidad.

Ingresé por la mañana pero la cosa tenía pinta de alargarse Y ASÍ MISMO LO DIJIMOS. Dijimos también que no queríamos allí a nadie, y dijimos también que YA DARÍAMOS NOTICIAS CUANDO LAS HUBIERA. Bien, pues a todo el mundo le dio lo mismo. El teléfono no paró de sonar y no había manera de hacerle entender a la gente que:

-Punto 1: "no hay noticias, cuando las haya ya te las daré".
-Punto 2: "haced el puto favor de NO GASTARNOS LA BATERÍA DEL MÓVIL, estamos en un hospital y querríamos tener batería porque la vamos a necesitar".

Nada, pues que a la gente le da lo mismo.

Y lo mejor es la gente que se quiere plantar allí a verte parir. ¿Por qué? Pues porque a ellos les gusta eso. Da igual las veces que les expliques que NO QUIERES A NADIE ALLÍ. Casi se planta allí mi suegra, quería venir también mi cuñada, pero conseguimos evitarlo; a mi abuela y a mi tía conseguimos detenerlas cuando ya estaban prácticamente montadas en el coche (y se ofendieron de que les dijéramos que no vinieran: "ea, si os vamos a molestar...") No, hombre, cómo va a molestar... en realidad estoy frita por echar la dilatación con 12 personas alrededor mirando cómo me retuerzo de dolor, no te jode.

Total, que al final a mi madre no hubo manera humana de decirle que hiciera el favor de quedarse en su casa, y por sus cojones se tuvo que plantar allí. Era mi parto, pero a ella le da igual que yo no quisiera que ella estuviera: ella quería estar y simplemente eso era lo importante. ¿Qué pintaba allí? Absolutamente nada. Yo allí retorciéndome de dolor y ella allí sacando temas que me sudaban un pie, como por ejemplo el hipotético adelanto de las elecciones generales.

Allí estábamos los 3: mi novio, yo y ella. Yo a mi novio le necesitaba allí conmigo. El dolor era mío pero el parto era de los dos. Y es con él y con nadie más con quien tengo confianza como para gritar o llorar si me duele, y es él quien necesito que me apriete la mano si estoy jodida. El hecho de que estuviera allí mi madre cortaba el ambiente y nos privaba de la intimidad que necesitábamos, pues al final en contextos como ésos, más allá de la pareja cualquiera es un extraño, y yo, al verme con extraños, me sentía cortada y hasta me reprimía a la hora de quejarme de las contracciones, pues mi dolor era parte de mi intimidad que sencillamente no me apetecía compartir con nadie a quien yo no hubiera invitado a algo que se supone que era tan mío como mi parto.

Pero allí estaba ella. ¿Por qué? Por sus cojones. El resto no importaba. Y allí estaba el teléfono sonando. ¿Quién era? Pues mi suegra, mi cuñada, mi tía, mi abuela, la vecina y el de más allá. "Por favor, dejad de gastarnos la batería del móvil", pero nada, que le suda los cojones a todo el mundo todo lo que no sean ellos mismos.

Para acelerar las contracciones, salía al pasillo de la planta a caminar un poco. Y yo quería caminar tranquilita con mi novio. Pero nada, allá que se plantaba mi madre al otro lado a que paseáramos los tres. Joder. Yo estaba frita por que me bajaran a la sala de dilatación con los monitores, donde ya no dejarían entrar a mi madre, sino sólo a mi novio. Y mira que desde que te vas de la planta a los monitores, ya todo es desesperante. Pues lo que yo no podía soportar ni un minuto más era no poder tener intimidad para mi puto parto.

Y mira que avisé a poca gente. Y mira que se supone que lo dije claro. Pero no: no te dejan elegir cómo quieres que sea tu parto, porque los demás tienen que sentirse protagonistas, y les importa el papel que ellos desempeñen, y no cómo te puedas sentir tú.

La culpa es sólo mía por haberles concedido saber que ya iba a parir. Tenía que haber hecho lo que me apetecía desde el principio: llamar ya después, para decir "he parido".

No sé si volveré a parir, pero desde luego no vuelvo a pasar por lo mismo. Si me voy para el hospital, aquí no se entera ni el tato. Y que se ofendan lo que quieran, pero a mí que no me jodan, que ya bastante tendré con traer a mi hijo al mundo.

Obviamente, ocurrió

Por fin encuentro tiempo para contarlo. ¡¡Claro que ya parí!! Hace ahora 3 semanas, pero entre los primeros días en el hospital, y cogerle un poco el tranquillo a esto al volver a casa, se pasa el tiempo sin encontrar un hueco.

Todo ha sido tan genial que me cuesta creerlo! El sábado 20 de febrero era exactamente el día que “salía de cuentas”. Me dispuse a hacer mi vida cotidiana con normalidad, pero a las 9.40 h tenía consulta con el ginecólogo, el cual, cuando me exploró, me dijo: “mira, niña, estás de parto”, y yo le dije: “pero, ¿qué me cuentas?” y él, con cara de no poder creer lo que veía me dijo: “anda, tira, tira… ¡¡tira para el Maternal!!", a lo cual yo le contesté: “hombre, si me lo dice usted, que es un profesional… ahora, que menos mal que he venido…” Jajaja, así que me fui para el Hospital y efectivamente di a luz a mi preciosísima fetita.

No es que yo ese día no tuviera algunos dolores; pero llevaba un par de semanas con dolores, dilatando poco a poco en mi vida cotidiana. Había dilatado una tarde en la frutería, otra tarde en la cola de la caja del Mercadona, otra tarde dilaté un poco en El Corte Inglés. Las cosas venían así y yo las tomaba con calma, sin alarmas, simplemente suponiendo que cuando llegara el momento, lo sabría, si bien no estaba muy segura de cómo iba a poder saberlo.

En gran parte, tenía fe en parir el mismo día 20. Alguien tan disciplinado y cuadrado como yo no podía parir sino el día de salir de cuentas. De hecho el día de antes hice lo que llamé "la macro-compra de antes del parto", para que no me pillara el regreso del hospital con la nevera vacía. No quería creérmelo mucho pero era como si siempre lo hubiera sabido.

No diré que no duele. Pasé 2 o 3 horas mareada por el dolor y sintiendo que no podía más. Pero tuve suerte con todo: no había partos ese día, todo el personal del Hospital estaba pendiente de mí. Mis análisis de la epidural se habían perdido, y la gente que me atendió movió todo para solucionarlo, encargaron de nuevo los análisis de urgencia, hicieron todo para cuidarme y aliviarme. Y apareció la anestesista, una muchacha joven y guapísima que me pareció un ángel del cielo. Y el dolor pasó y ya no volvió.

Mi paso por el paritorio fue increíble. Parí en 5 minutos de reloj, y no es un decir. Fueron CINCO MINUTOS. Entré tan decidida y enflechada que mientras las matronas preparaban el instrumental yo ya casi había terminado. Y tuve la mayor suerte entre todas las suertes: escapé sin episiotomía, salí de allí sin puntos. Eso no le pasa a nadie, y me pasó a mí. Y me pusieron encima a Feti, que ahora se llama Lucía, y abría los ojos y me miraba, y espero no olvidar nunca aquello de sentir sobre mí el calor del fetito que llevaba 9 meses abrazando dentro de mi barriga.

Pesó 3.160, midió 50 cm., y en cuanto la vi me pareció Miss Feto 2010, igual le pasa eso a todas las madres, jajaja. Ya en la sala de recuperación me la puse en el pecho y empezó a mamar. Y en cuanto a mí, en cuanto me subieron a la planta, me comí una palmera de chocolate y me levanté de la cama como si tal cosa. Las dos absolutamente perfectas.

En pocos días nos hemos habituado a todo y me he recuperado increíblemente. Ya sólo tengo 2 kilos más que antes de quedarme embarazada, estoy llena de energía y me siento super bien. Lucía es tranquila, come bien, duerme bien, sonríe desde el segundo día, está fuerte y ya casi sostiene la cabeza, y sólo llora si de verdad tiene alguna razón de peso por la que quejarse.

Cuando acababa de parir, creía que lo estaba soñando todo. No podía esperar que parir fuera aquello, que todo hubiera salido tan bien. Ahora la miro y me sigue pareciendo que todo es demasiado increíble.

Y digo yo

viernes, 19 de febrero de 2010
Dicen que parir es igualito que cagar un ladrillo. Así que no dejo de darle vueltas a una cosa: yo, que para jiñar nunca he tenido que hacer mayor esfuerzo, ¿seré capaz de apretar como para expulsar a Fetaco de mi ser? Nunca me he visto haciendo tanta fuerza. Si la caca no salía porque sí, rápidamente deducía que no me estaba cagando, y desistía. Ya cagaría cuando me estuviera cagando. Y claro: esto hace que el parto suponga para mí enfrentar una situación nueva, sin los ensayos con los que cuentan en su haber todas aquellas que siempre han cagado gracias a su esfuerzo.

Parto Party

jueves, 18 de febrero de 2010
Abrumada como estaba ante la idea de volver a pasar horas escuchando los gritos de otras parturientas, decidí ayer comprar un reproductor de Mp3 para ponerme los cascos cuando me vuelvan a poner las correas junto al Paritorio.

La idea le ha resultado tan maravillosa a un amigo mío, que se ha dispuesto emocionado a preparar la selección "The Parto Party Collection (vol. 1)", compilación con la que pelaré los dolores mucho mejor.

Ay, si es que ya nada puede salir mal...

Gracias, amigas

miércoles, 17 de febrero de 2010
Qué haría yo en los momentos bajos sin vuestra lucidez.

-Gracias, María, por esta brillante reflexión:

Animo amiga no olvides antes de ir a parir comerte algo contundente, cosa que le puedas soltar al médico un buen plastón en las manos… Poder cagar justificadamente en manos de otro es una oportunidad única en la vida”.

-Y gracias, Eli, por devolverme a la realidad en los momentos de obcecación:

Sí tía, oirías muchos gritos espeluznantes que salían del paritorio, pero nunca olvides que las tías también gritamos cuando vemos una araña”.

Gracias por vuestro apoyo, nunca lo olvidaré.

Bienestar fetal, malestar maternal

martes, 16 de febrero de 2010
Haré un resumen en la medida de lo posible:

-Ayer estuve hasta las 3 y pico en el hospital, por falsa alarma (esas cosas que pasan). Sospechaba rotura de aguas, si bien lo que expulsé fue o el tapón o cualquier otra cosa, pues la bolsa no era.

-Más desagradable no pudo ser la experiencia. Estuve HORAS sola en una habitación con los monitores. En una habitación que estaba junto a otra que ponía "PARITORIO". Paritorio desde el que escuché gritos tan espeluznantes como jamás pude imaginar. Allí no le ponen epidural ni al tato. Me tragué 3 partos en el rato que estuve allí.

-Creo que a las que van con "falsa alarma" les hacen eso: ponerlas a escuchar tras la puerta del paritorio durante horas, para quitarles las ganas de volver a ir para hacer el pollas.

-Eso sí: según mi exploración, ya tenía un centímetro y pico de dilatación. Como ya dije, llevo semana y pico con dolores. Pues resulta que estoy dilatando en mi casa poco a poco según hago mi vida cotidiana. Lo mismo llevo una semana de parto y aquí estamos. De hecho, creo que el jueves pasado (la noche de las contracciones cada 10 minutos) en realidad
estaba de parto, pero como sudé del tema y me acosté a dormir, pues nada. Ayer estuve en el corte inglés y me dieron otra pechá de dolores, seguro que estuve allí dilatando como si tal cosa, pero total.

-En cualquier caso, mejor dilatar e incluso parir en casa de uno que en el hospital. Vaya noche de mierda. La cama es una mierda (ni yo me podía dormir), no hay ni tele en la sala de dilatación, estás sola horas y horas, en fin, es muy, muy desagradable.

-Y hoy tenía la Consulta del Bienestar Fetal. Sí, al feto bienestar no le falta. Hija de puta la feti, con sus 3 kilos y medio bien pesaditos. No sé por dónde pretende salir.

-La noticia es que todo bien menos la tensión. La tensión la tengo alta, lo cual según me han dicho puede deberse a "la hipertensión de la última semana" (de la cual jamás había oído hablar). Tengo que controlarme la tensión todos los días, y si en un par de días sigue igual, ir a Urgencias
del Maternal a que me induzcan el parto. Eso estaría bien, pues al menos me permitiría verlas venir e incluso hacerme más o menos una idea de algo.

Total: ha sido horrible. Estoy muy cansada, he dormido muy poco, y todo lo del hospital, las exploraciones, esto, lo otro, ha sido muy desagradable. Creo que he hecho bien en no querer pensar siquiera en el parto hasta última hora. Ahora lo veo como algo que debe ser sumamente atroz. Cómo gritaban las colegas. En fin.

Pesados todos

lunes, 15 de febrero de 2010
Con esto del parto está todo el mundo en ascuas, y eso llega a poner más negro que esperar el propio parto:

-Mi hermana mayor, residente en Granada, ME LLAMA TODOS LOS DÍAS para ver si he parido. Y yo ya no lo puedo soportar más!!!! Es una de las personas a las que he ocultado que tengo teléfono fijo, para ver si la pasta que se le va en llamarme al móvil pudiera actuar como medida disuasoria. Pero nada.

-A mi padre le he dicho 250.000 veces que los sábados por la mañana asisto a clases de algo (para qué le voy a explicar ni de qué). Pues todos los sábados me empieza a llamar a las 10 de la mañana y como no se lo cojo, vuelve a llamar cada 10 minutos, seguramente convencido de que estoy pariendo y no le he avisado. Nadie imagina cómo se me hincha la vena cuando siento el vibrador CADA DIEZ MINUTOS!!!! Y claro: si en ese momento se lo cogiera, sería en un estado tal que me pondría a gritar "¡PERO ES QUE TODAVIA NO TE HAS ENTERADO DE QUE EL SABADO POR LA MAÑANA NO COJO EL TELÉFONO!!!" Y claro, no es plan, parece que queda feo.

-Mi amiga N*** me llama a diario para conocer el parte del día. Ella, que vive a 4 horas de aquí, tiene la pretensión de venir al hospital en cuanto haya echado a Feti de mi ser, y para ello pretende faltar al trabajo para hacer en el mismo día un viaje de 4 horas de ida y 4 horas de vuelta, con su bombo de 6 meses (también está embarazada); y para ello insiste cada día en que la llame a cualquier hora de madrugada para decirle que ya salgo para el hospital. Pero vamos a ver: ¿estamos todos locos? ¿Cómo le explico que NO ES BUENA IDEA QUE HAGA ESE VIAJE sin ofenderla y sin que parezca que pretendo hacerle un desprecio? ¿Cómo le explico que yo desde luego cuando ella para, 3 meses después, por supuesto que ni de coña estoy pensando en pegarme la paliza de viaje -y menos con un bebé de 3 meses- para hacer lo mismo por ella, luego no pienso corresponderle el gesto? ¿Cómo le explico que COMO SE LE OCURRA A ELLA LLAMARME DE AQUI A 3 MESES A LAS 4 DE LA MAÑANA PARA DECIRME QUE ESTÁ CON CONTRACCIONES, LA MANDO A LA MIERDA, ME DOY LA VUELTA EN LA CAMA Y SIGO DURMIENDO? Jajaja, la gente está grillada.

-Una cosa que me divierte mucho son los "frikis de los hospitales". La gente es harto masoquista. Mi tía, mi abuela, mi suegra, el otro, el de más allá, su primo, su puta madre y a ser posible las vecinas de todos los mencionados y de aquellos a los que he olvidado conscientemente o no, ESTÁN FRITOS POR TIRAR PARA EL HOSPITAL A SER POSIBLE CASI ANTES DE QUE YO INGRESE, (SERÁ PARA PILLAR UN BUEN SITIO EN LA SALA DE ESPERA), PASAR 12 O 14 HORAS CON CARA DE CIRCUNSTANCIA EN LOS PASILLOS Y POR SUPUESTO ASALTAR A TODO EL PERSONAL HOSPITALARIO QUE PASE POR ALLÍ PARA EXIGIRLE NOTICIAS SOBRE MI PROCESO DE DILATACIÓN. Llamadme loca, pero a mí todo esto me parece aberrante. Seguro que mi todos ellos ya han pensado lo que se van a poner para el evento.

De verdad, es que yo no saco nada con que haya gente en los pasillos esperando a que yo para. No sé cómo explicárselo a la gente para no ofender a nadie, pero es la realidad. Yo allí sólo necesito a mi pareja, que estará conmigo pariendo, como cosa suya que es. A mí, el hecho de que haya gente fuera esperando, sólo puede estresarme, y mucho más si es gente que va a estar sufriendo por mí, y alguna de ella hasta está mayor. Yo creo que un parto no debería ser para eso. Un parto no es una operación a vida o muerte, un parto es una cosa natural para la que cualquier mujer está preparada; las mujeres paren en todos sitios, muchas paren solas en un agujero que escarban en la tierra, otras paren en su casa, en la calle, o como pueden. No hay que hacer un drama de un parto, y menos siendo el caso que yo pariré en un hospital atendida por un equipo médico y contando con condiciones para solventar cualquier complicación hipotética.

A mi suegra por ejemplo sí le hemos explicado que nosotros no querríamos a nadie en el hospital. Pero no: no lo ha entendido. De hecho cada vez que llama a casa y nadie lo coge, me llama directamente al móvil histérica preguntando si ya estoy de parto y hemos tenido la poca vergüenza de no avisarla. Eso es lo que a ella le parece una buena idea: cuando se le pase por la cabeza que estoy de parto, llamarme a mí al móvil. Claro que sí, muy inteligente y considerado por su parte. A buen seguro que mientras empujo tengo ganas de pedirle perdón por no haberle dado cuentas antes sobre a dónde iba o no iba.

Pues así todo el mundo.

Y, ¿para qué quiere todo el mundo estar allí en primera línea, compitiendo en cara de circunstancia, durante las 12 horas que, como primeriza, puedo tardar en parir? Pues para exigir a mi novio que en cuanto Feti salga de mi ser, la saque a los pasillos para que todos se la pasen y la atosiguen presentándose y todo eso. Y a mí eso me causa auténtico terror. La pobre Feti, que lleva toda su existencia tranquilita flotando en mi líquido amniótico, donde no hace frío ni calor, donde come y duerme lo que le apetece, en pleno estado de paz; ahora la saco al mundo empujándola (siempre pensamos en el dolor de la madre, pero, ¿no debe ser un parto súper traumático para un feto?), y empieza a ser bombardeada por miles de estímulos que no conoce y por los que se sentirá agredida (luces, ruidos, gente que le hace pruebas). Para la pobre Feti todo es desconocido, pero si algo conociera, sería a mí; si algo necesitara, sería estar conmigo tranquila, y no que se la empiecen a pasar las abuelas en plena competición. Pero claro: cualquiera coge y le explica a las abuelas que cuando Feti nazca hagan el favor de irse a tomar por culo.

No le tengo miedo al parto, la verdad. Pero le tengo horror al circo de la sala de espera, a que la gente en su afán de protagonismo y de "cumplir con su papel social" atosigue a mi hija cuando la pobre acaba de nacer; y le tengo auténtico pánico al posparto ya en la habitación, jajaja…: yo destrozada tras 12 horas pariendo, y con mis rajas, puntos y lo que proceda, en una habitación con otras 2 paridas, sus bebés y los 50 familiares-coñazo de cada una de ellas; Feti intentando dormir en su cunita, escuchando de fondo a la jauría de majaras que se le acaban de presentar como “la familia”, y preguntándose por qué coño no se quedó para siempre en mi útero; y, por supuesto: mi padre, mi hermana, mi suegra, mi amiga, el otro, el de más allá, su primo, su puta madre, y las vecinas de todos ellos, SIN ENTENDER QUE NO ES QUE NO AGRADEZCA LA VISITA, ES QUE NO TENGO NI PUTAS GANAS DE CHARLA, jajajaja.

Tiene cojones que ante la proximidad de enfrentar un parto, mis mayores problemas y preocupaciones tengan que ser éstas: cómo hacer para no pelearme con todo el mundo, cómo no ofender a nadie, cómo sobrevivir a los 2 días de hospital... la gente no se da cuenta, pero esta parafernalia social que se monta en torno a un parto y que tiene como única finalidad que cada uno sienta que está ocupando el papel que le corresponde (de abuela, de mejor amigo, de tío predilecto) avasalla a personas que por encima de todo necesitan descansar y recuperarse (una recién parida) y adaptarse poco a poco a todo un mundo que desconocen y que seguramente les resulta agresivo (un bebé recién nacido al mundo).

Pero que sí: que cualquiera le explica esto a la gente.

¿Y bien?

Ni que decir tiene que pasó la luna nueva y que no he parido.

El día X

domingo, 14 de febrero de 2010
¿Y bien? Las 12.10 horas y ni asomo del parto. Hoy se demostrará si todos tenéis razón en lo del influjo de la luna. Que no es que no me venga bien parir hoy, ojo; a mí, como venirme, me viene perfecto. Pero no sé, no lo termino de ver.

Mi hermana mayor (una de las grandes convencidas de que voy a parir hoy con la luna nueva), me dijo hace 2 días, ya en el colmo de la superstición, que era cierto que fuera posible que los niños pudieran nacer otros días, pero que eso pasaba sólo porque no sabían del influjo del poder lunar; y que una vez que se sabe, se pare con el cambio de luna sí o sí. Que eso era como lo de los Reyes Magos: a los niños que no creían en su existencia, les tenían que poner los regalos sus padres.

Ahí estaba yo reflexionando escéptica sobre tamaña parida, cuando llegó a casa mi novio, el cual inmediatamente se conectó a internet y se le veía muy reconcentrado. Yo le pregunté: "¿qué haces?" y él me contestó: "tenemos que mirar el calendario lunar, porque Feti va a nacer con el cambio de luna". Tócate los cojones. "¿De dónde te has sacado esa información tan precisa a la par que fidedigna?", pregunté. "La conserje de mi instituto me lo ha dicho esta mañana". Claro que sí, pues entonces ya no me digas más.

Total, que aquí estamos, esperando el parto como agua de mayo, que parece ser que hoy se pare.

No es que yo, como buena friki, no haya mirado en internet para ver si existe relación entre la luna y los partos; pero yo, donde todo el mundo ha visto las evidencias de que Feti nace hoy, lo que he visto es que los estudios concluyen que "no se puede hablar de diferencias estadísticamente significativas entre el número de partos en las distintas fases lunares."

Pues nada, lo dicho. Que aquí estamos. Esperando.

Esperando la señal

sábado, 13 de febrero de 2010
Llamadme histérica, pero ya me estoy empezando a poner negra. Exactamente, ¿cómo voy a saber reconocer las señales del parto? Nadie me ha explicado nada lo bastante clarificador y por internet tampoco encuentro una respuesta que me haga sentirme segura de nada.

Ayer desde por la tarde estuve con contracciones constantes, y menos mal que no me dio por ir al hospital, porque al final ni parí ni nada; pero no es que no me diera por pensar que lo mismo estaba de parto y yo qué sé.

Lo de cronometrarlas es más fácil decirlo que hacerlo: la contracción hace como que viene, va viniendo, viene, está, se queda, se va yendo, hace como que se va y luego se pira. ¿Cuál es el momento exacto en el que puedo saber con claridad que me está viniendo una? Nunca estoy segura de nada hasta que no me veo con la barriga durísima y todo eso. ¿Se cronometran cuando empiezan? Pero, ¿cuándo coño empiezan?

Con lo fácil que sería si sencillamente todas rompiéramos aguas y a tomar por culo la bicicleta. Necesito una señal inequívoca. No quiero ir al hospital en plena falsa alarma... ni quiero ir al hospital cuando Feti ya se haya asomado a la calle por sí misma.

Esos dolores que siento cuando me dan las contracciones, ¿qué son? Me es imposible saberlo porque nunca los había sentido antes. ¿Dónde me duele? Es que es un lugar interno, indefinido, y no puedo decir si es la parte baja de la barriga, la parte alta del coño, el cuello del útero, ¡¡yo qué sé!! Es imposible que sepa si me duele el cuello del útero. Esos dolores, ¿son de que Feti se está encajando? ¿Son de que estoy dilatando poco a poco?

Y, ¿cuánto dolor tengo que sentir? Nadie quiere pasar horas y horas esperando en un hospital, luego la idea es aguantar todo lo que una pueda, pero el problema viene en que eso del umbral del dolor es diferente en cada persona. Algunas somos más burras que otras. Así que, sin un medidor de dolor, ¿cómo sabré qué tengo que hacer?

Lo mejor que podría pasar es que cuando este martes vaya a monitores, me den una fecha para provocármelo, debido a que juzguen que Feti está ya más que cocida. Que me digan algo tipo "mañana vienes a las 9 de la mañana y te traes esto y esto", y se acabó la incertidumbre.

Aquí no hay quien para

viernes, 12 de febrero de 2010
No paro ni a la de tres; vale que hasta la semana que viene no cumplo, pero Feti saca de mi barriga unos bultos tan gordos cuando se mueve, que hace ya semanas que me está dando miedo. Yo miro los bultos, miro el agujero por el que se supone intentará salir, y de verdad que no sé cómo nos lo vamos a montar. Hace cerca de un mes que pesaba cerca de los 3 kilos.

Esta mañana he ido al médico a por el parte de la baja; y me ha dicho que la semana que viene, sí o sí, aunque no haya parido, me piensa cambiar el motivo de la baja y dármela por maternidad. Vaya mierda. Tengo que ir el viernes de la semana que viene. Y claro: como al día siguiente cumplo las 40 semanas, ya estando cumplida y todo eso, la colega dice que “y una mierda” me va a seguir dando bajas por lumbago. Pues vaya.

En cuanto al dolor de espalda, desde que estoy de baja está mucho más controlado. A mí ya lo único que me duele son las contracciones, que eso sí que duele y de hecho cada noche creo que me voy a poner de parto, pero luego ni me pongo de parto ni nada. Y es cierto que cuando ando 5 minutos estoy hecha polvo del dolor, pero del lumbago no hay ni rastro.

En cualquier caso, todo el mundo insiste en que yo voy a parir este domingo, porque "cambia la luna". A mí todo eso me parecen gilipolleces de vieja, y me da hasta rabia que la gente insista tanto en polladas de las que no hay constancia científica sino sólo habladurías populares, tales como que "si bebes cerveza te sube la leche", "si tienes ardores, eso es porque tu niña va a tener mucho pelo" y docenas de polladas más de las cuales estoy tan harta como nadie se hace una idea. Pues eso: que ahora todo el mundo me atosiga con que Feti nacerá el domingo porque "cambia la luna". En serio que me sorprende que el grueso de la humanidad no se haya dado cuenta aún de que nacen niños todos los días, con cambio de luna o sin él. Pues nada.

La cuestión es que impepinablemente la semana que viene empezarán a contarme mis 16 semanas de maternidad. Y si a Feti le da por retrasarse 2 semanas, pues mira si me van a joder bien. Pero ahí sigue, aferrada a mis vísceras y sudando mucho de salir. Y yo, si con su edad supiera todo lo que sé ahora, haría lo mismo, la verdad.

Frikismo gestacional

¿Qué necesita realmente un bebé? A menudo creo que la sobreinformación está haciendo que nos perdamos un poco. Todas las embarazadas hemos descubierto la preñez como fuente de frikismo personal y estamos enfermas buscando a todas horas por la red ecografías de fetos que tienen la misma edad gestacional que el nuestro, para poder imaginar rasgos que no aceptamos que no revelará hasta que tenga a bien nacer… Nos hemos leído la Guía de Consejos de la Matrona, toda la bibliografía de Super Nanny, recibimos en casa la revista Mi bebé y yo, estamos suscritas a todos los boletines electrónicos relacionados con el embarazo.

Información, información, más información. Al hecho de que es algo nuevo en nuestras vidas, se suma el hecho de que es algo nuevo QUE HACE ILUSIÓN. Y buscamos, buscamos, buscamos. Pero, ay, ¿haber acudido a la educación maternal me garantiza que sabré respirar a la hora de la verdad? Porque me temo que lo de parir es algo que no se aprende, sino que sencillamente se hace “como puedas”. A diario me hago los masajes perineales que recomienda la matrona, pero realmente me pregunto si ha habido casos reales en los que el ejercicio de dicha práctica haya ahorrado una episiotomía.

Desde el principio del embarazo nos prohíben comer jamón, “para no pillar la toxoplasmosis”: ¿alguien ha escuchado hablar alguna vez de esa enfermedad, fuera del contexto del embarazo? Si no he pillado la toxoplasmosis en toda mi vida (comiendo de todo, jamón incluido), ¿por qué habría de darse la casualidad de que la contrajera durante la gestación? NUNCA, nunca en mi vida he escuchado de nadie que haya pasado esa enfermedad. Y a pesar de eso, confieso que desde que estoy embarazada, no he comido jamón que no haya sido previamente congelado. Sí, una intenta hacer las cosas lo mejor posible, intenta no faltar en nada a sus obligaciones de pre-madre, etc… pero, si te paras a pensarlo, todo esto parece más una tomadura de pelo que otra cosa.

Cuando mis hermanos eran pequeños, era prescriptivo acostar boca abajo a los bebés, “para que no se ahogaran en su propio vómito” si estaban acostados boca arriba. Me pregunto si era un hecho contrastado la posibilidad de que se ahogaran en su pota. Ahora es prescriptivo NO acostar a los bebés boca abajo “para evitar la muerte súbita”. Bien, al menos los bebés en el transcurso de esos años (no más de quince) ya han dejado de ahogarse en sus vómitos, por lo que parece… ahora lo que hacen es respirar su aire ya viciado, y morir. Morir de “muerte súbita”, un fenómeno del que se habla mucho, pero del que me temo que nadie sabe tanto y que más bien se especula.

En todo caso, nuestra inseguridad como futuros padres nos hace buscar información y pretender extraer normas inmutables, principios que seguir, instrucciones que nos hagan estar seguros de algo. Queremos cosas imposibles como saber identificar qué expresa nuestro bebé con su llanto, Y NOS VENDEN ESTAS EXPLICACIONES en todo tipo de guías y manuales. Y nos quedamos más tranquilos si nos dicen que ahora el bebé ha de dormir boca arriba (aunque nos conste que hace 2 días se proclamaba la moda contraria), que si llora de tal manera es que tiene hambre, y que los masajes que le quitarán el cólico se hacen así, así y así. Total: si nos hemos empollado bien la Guía de la Perfecta Primeriza, y si además no hemos comido jamón en nueve meses, ¿qué motivo puede haber ya para creer que hay algo que puede salirnos mal?

En fin, ya llegará. Llegará el momento de empujar y se nos habrá olvidado cómo se respiraba, pero en realidad sé que respiraremos, porque nuestro cuerpo está preparado para ello. No me repaso las clases de Educación Maternal (la verdad es que ni he tomado apuntes) porque en el fondo tengo más confianza en la naturaleza que en estos avances de la modernidad. Y llegará el temido momento en el que el bebé llore, y por mucho que digan los manuales, no habrá más remedio que ir probando con el método “ensayo-error”, para ver si es hambre, o sueño, o si quiere un pañal limpio, o si tiene frío, o si quién sabe. Toda la seguridad que nos ha proporcionado la teoría es ficticia, y es efímera. Aunque nada de eso impide que reconozca que todas las embarazadas, y yo también, hemos intentado buscar esa seguridad, y todo por la necesidad de pensar que podremos hacerlo bien.

No more compras, please

Es para alucinar la de pamplinas que se venden en las tiendas de bebés. Familiares, amigos y otros entes: ¿cómo deciros que no me compréis gilipolleces sin que parezca que os estoy haciendo un desprecio? Pero, vamos a ver, ¿para qué quiero yo el soporte de biberón de la manzanilla con forma de oso de peluche? Y ¿queréis dejar ya de regalarme chupetes? Tengo 12 y no he comprado ninguno de ellos. No he decidido aún si Feti usará chupete. No quiero saber qué tipo de adelantos existe en torno a los chupetes que se caen al suelo y no se ensucian. Ni creo que a Feti tenga por qué gustarle la manzanilla.

Hoy he contado el número de pijamas que me habéis regalado: 18. No digo yo que mi hija no vaya a necesitar pijamas de quita-y-pon, pues a buen seguro será de vomitar y regurgitar y todo eso. Pero, ¿necesita un recién nacido tantos pijamas, o se nos está yendo un poco la olla a todos? Puede parecer que mi actitud de contención ante las compras es, sencillamente, por no comprar, o por no gastar, pero no es así: ¡será por gastar! De gastar, nos vamos a hinchar todos los que vamos a tener un hijo. Pero, ¿podríamos gastar en cosas “de las de verdad”, como pañales, o papillas, en lugar de en las pollinadas que rellenan el 90% de las tiendas especializadas de bebés?

Juegan con nuestra ilusión, y juegan con nuestro instinto de proveer a nuestros hijos de “todo lo mejor”. Pero, ¿qué es lo mejor? ¿Qué es lo realmente necesario?

Nos venden como compra imprescindible una bolsa especial que parece ser que hay que llevar al hospital, y yo me pregunto: ¿no da lo mismo si cojo la mochila de la playa? Ya, ya sé que no da lo mismo, porque en llevarme la mochila de la playa no invertiría una media de 80 euros para llevar cuatro tonterías.

Hoy parece que todos necesitamos un mueble cambiador. Pero yo he tenido hermanos pequeños a los que cambié los pañales cientos de veces y nunca se me hubiera podido ocurrir que necesitara un mueble para ello. Entonces se ponía una toalla encima de la cama o del sofá y se cambiaba al niño, y nadie soñaba con la invención de dicho trasto.

¿Cómo puede ser que hoy nadie pueda vivir sin un intercomunicador? ¡¡Pero si lo normal es vivir en un piso de 80 metros cuadrados!! ¿Quién no es capaz de oír a su hijo llorar por mucho que se encuentre en la habitación contigua? Trastos de mil tipos, artilugios y chuminadas, peleles y bodies por docenas y quincenas… ahora compramos, y ahora nos compráis, pero mañana mismo, en cuanto esa ropa llamada “de primera postura” se haya quedado pequeña con la etiqueta puesta y tengamos una bolsa de 80 euros con la que ya hemos hecho un poco el payaso en el hospital, ya nos daremos cuenta de que para vivir en un piso de 80 metros cuadrados y ser mileuristas, a lo mejor nos hemos pasado un poco.